Conociendo el motor

El motor de combustión interna de la mayoría de los vehículos utiliza como combustible la gasolina o el diesel cuya regulación es posible gracias al control electrónico que posee la unidad y que, de manera directa, se inyecta a través de la presión que ejerce el pie sobre el acelerador y la lectura que efectúa la computadora del motor de algunas variables, como son las revoluciones, la temperatura del agua, el grado de pendiente que se está enfrentando, etc.

Es decir, la cantidad de combustible que se introduce a cada instante en la cámara de combustión depende de cuánta potencia se demanda del motor para vencer las diferentes resistencias que se le presentan al vehículo, por lo que dependiendo de las condiciones de operación impuestas por el camino, el conductor debe ajustar la posición del pedal (carga del acelerador) y seleccionar la marcha de la caja de cambios más adecuada.

Para disponer de cierta potencia y transitar a determinada velocidad, puede existir más de una combinación de caja de cambios y posición del pie sobre el acelerador, lo que invariablemente se reflejará en el consumo de combustible. La selección de una velocidad corta en la caja de cambios, en lugar de una más larga para una misma velocidad de la unidad, traerá como consecuencia que el motor funcione a mayores revoluciones y se registre un mayor consumo de combustible.

Por ejemplo, si nuestro vehículo posee una transmisión de 4 velocidades y queremos transitar a una velocidad de 60 km/h, podemos hacerlo de dos maneras: seleccionar la tercera velocidad -aplicando para ello mayor aceleración- o aplicar la cuarta velocidad, revolucionando menos el motor y por ende, ahorrando combustible.

Cuando un vehículo esta inmóvil pero con el motor encendido, o cuando transita a mínima velocidad sin que se ejerza ninguna presión sobre el pedal del acelerador, el régimen de revoluciones del motor es cercano a las 900 r.p.m. y se dice que se encuentra en ralentí u operando en vacío, lo que representa un bajo consumo de combustible, únicamente el necesario para hacer girar el motor venciendo así las resistencias internas que presenta. Esta condición conlleva un consumo que va de 0.4 a 0.7 litros por hora.

También conviene señalar que los motores con mayor potencia y tamaño en sus cámaras de combustión (volumen o desplazamiento), consumirán mayor cantidad de combustible y, por lo mismo, generarán mayores emisiones. También se debe considerar que los motores que utilizan diesel resultan más eficientes que los de gasolina, pues el primero posee alrededor de 15% mayor poder calorífico.

Fuente: Manual de conducción Técnico-Económica para Operadores de Automóviles del sector Público Comisión Nacional para el Uso Eficiente de la Energía