Responsabilidad social y teoría de la empresa

A menudo se hacen acusaciones en el sentido de que la comunidad empresarial no presta suficiente atención a los problemas de la sociedad, y que en general la responsabilidad social que han mostrado las empresas no es tan alta como debiera. Se piensa que esta crítica, aunque no carece en forma total de fundamentos, se encuentra muy exagerada.

Es extremadamente difícil determinar si la administración está tratando de incrementar el valor de la empresa o si sólo trata de satisfacer a los propietarios a la vez que cumplir con otras metas.

Por ejemplo, ¿cómo se puede distinguir si la actividad benéfica de una comunidad emprendida por una empresa está dentro de los intereses a largo plazo relacionados con la incrementación del valor del negocio? ¿Son realmente necesarios los salarios elevados y los requisitos preliminares para atraer y retener a administradores que puedan mantener a la empresa en un lugar respetable con relación a la competencia?

Cuando un negocio arriesgado se rechaza, ¿cómo se puede saber si ello refleja una actitud conservadora o un rechazo al riesgo por parte de la administración, o si de hecho refleja una decisión apropiada desde el punto de vista de la incrementación del valor del negocio dados los riesgos de la propuesta frente a sus rendimientos potenciales?

No es posible dar respuestas definitivas a preguntas como las anteriores, y este problema ha dado lugar al desarrollo de numerosas teorías acerca del comportamiento de la empresa.

Algunas de las teorías más prominentes son modelos que se basan en el criterio de incrementación de ventas como objetivo supuestamente fundamental de la administración, modelos que suponen que los administradores se ocupan más de elevar su propio bienestar o utilidad personal, y modelos que tratan a la empresa no como una unidad única e identificable sino como un conjunto de individuos que tienen metas que divergen ampliamente.

Cada una de estas teorías, o modelos, del comportamiento de los negocios ha contribuido al conocimiento y a la comprensión de la empresa. Sin embargo, ninguno ha sido capaz de suplantar al modelo básico microeconómico de la empresa como base para analizar las decisiones administrativas. Convendría examinar estas ideas con mayor detalle.

La teoría económica de la empresa, tal como ha evolucionado a la fecha, afirma que un administrador busca elevar el valor de la empresa, con sujeción a las restricciones impuestas por las limitaciones de recursos, por la tecnología y por la sociedad.

La teoría no reconoce en forma explícita otras metas, incluyendo la posibilidad de que los administradores podrían tomar acciones que no beneficiarían a alguien además de los accionistas —tal vez a los administradores en sí mismos o a la sociedad en general— pero reducirían la riqueza de los accionistas.

De tal forma, el modelo parece una abstracción de las posibilidades para satisfacer las auto negociaciones administrativas, y de la responsabilidad social voluntaria por parte del negocio.

Dado que las empresas afirman la existencia de metas múltiples, que se comprometen y participan en programas activos de «responsabilidad social», y que muestran lo que parece ser un comportamiento satisfactorio, ¿merece el modelo económico de la empresa ser considerado como una base para el estudio de la toma de decisiones administrativas?.

Considérense las cuestiones de lo que es la responsabilidad social de los negocios y la forma en que las empresas deberían operar como miembros socialmente responsables de una comunidad.

Ya se mencionó que las empresas existen sobre todo porque han demostrado ser mecanismos útiles para la producción y distribución eficaces de bienes y servicios. Su contribución primordial al bienestar de una sociedad es la eficacia que imparten al transformar los recursos y distribuirlos como productos finales.

La demostración de que los negocios estadounidenses han contribuido de manera significativa al bienestar social es clara y convincente.

La economía no sólo ha sostenido una tasa de crecimiento significativa y sin precedentes a lo largo de los cien años anteriores, sino que los beneficios de ese crecimiento han sido ampliamente distribuidos. Los proveedores de capital, de mano de obra y de otros recursos han recibido rendimientos substanciales por sus contribuciones.

Los consumidores se han beneficiado de la cantidad y de la calidad de bienes y servicios disponibles para el consumo.

Los impuestos sobre las utilidades de los negocios —así como los impuestos sobre los pagos hechos a los proveedores de mano de obra, de materiales, de capital y de otros insumos— han proporcionado ingresos al gobierno que se han usado para incrementar en forma substancial los servicios que éste proporciona a la sociedad.

Todas estas contribuciones al bienestar social provienen directamente de la eficacia con que los negocios han atendido al sistema económico.

¿Significa esto que las empresas no deben o no deberían ejercer la responsabilidad social en un sentido más amplio y tal vez más filantrópico? No necesariamente. Las empresas existen por consentimiento público para el propósito expreso de atender en forma constructiva las necesidades de la sociedad.

Sólo a través de la ejecución satisfactoria de este mandato es que los negocios sobrevivirán y prosperarán. A media que las expectativas y las necesidades de la sociedad (y por lo tanto los requerimientos sociales provenientes del sistema económico) cambien, los negocios deberán adaptarse y responder a su medio cambiante.

¿Qué significa todo esto respecto de la teoría microeconómica de la empresa, dado su foco de atención y su importancia sobre el criterio de incrementación del valor de la empresa? ¿Es el modelo demasiado estrecho en cuanto a su alcance, y por lo tanto inadecuado para examinar los aspectos relativos a la responsabilidad social y para desarrollar modelos de decisiones de negocios que incorporen en forma adecuada la responsabilidad social de la empresa? Por lo contrario, el modelo no proporciona sólo un sistema apropiado para analizar la responsabilidad social de la empresa; también es útil para examinar el costo en el que incurre la sociedad cuando se cambian los requerimientos sociales impuestos a los negocios.

Las empresas son primordialmente entidades económicas, y como tales puede esperarse que analicen voluntaria o involuntariamente la responsabilidad social en el contexto del modelo económico de la empresa. Esta es una consideración importante al examinar el conjunto de incentivos que pueden usarse para canalizar los esfuerzos de los negocios en nuevas direcciones a medida que se juzguen tales cambios necesarios por la sociedad.

También deben tomarse en cuenta consideraciones similares antes de imponer presiones políticas o regulaciones a las empresas para restringir sus operaciones.

Por ejemplo, desde el punto de vista del consumidor, es preferible pagar tarifas más bajas por el gas, la electricidad y por los servicios telefónicos; pero si las presiones públicas sobre estas empresas reguladas disminuyen demasiado las tarifas, entonces las utilidades decaerán por debajo del nivel necesario para proporcionar un rendimiento adecuado a los inversionistas, el capital no fluirá hacia las industrias y los servicios se deteriorarán.

Cuando se consideran todos estos aspectos, el modelo económico de la empresa proporciona indicios importantes. El foco de atención del modelo destaca la estrecha interrelación que existe entre la empresa y la sociedad.

En esta forma, indica la necesidad de que los negocios participen activamente en el desarrollo y en la formulación de su papel para ayudar a que la sociedad logre sus metas y aspiraciones.

Fuente: Apuntes de Economía administrativa de la Unideg