Tipos de discriminación de precios

El grado, o medida, en que una empresa puede comprometerse en la discriminación de precios se ha clasificado en tres principales categorías. Bajo la discriminación de precios de primer grado, la empresa extrae la máxima cantidad que cada comprador está dispuesto a pagar por el producto.

La empresa fija el precio de cada unidad de producción en forma separada al grado indicado en base a cantidades sucesivas a lo largo de la curva de demanda. (En efecto, la curva de demanda se convierte en la curva de ingresos marginales de la empresa.).

Aunque haya algunos casos en que realmente ocurra discriminación de precios de primer grado —principalmente en la prestación de servicios personales, tales como servicios legales, cuidados médicos y consultoría financiera personal—, los enormes requerimientos de información de la demanda (el vendedor debe conocer el precio máximo que cada comprador pagará por cada unidad de produción) y los problemas de segmentación de mercado asociados con este tipo de discriminación de precios evitan su uso en la mayoría de situaciones.

La discriminación de precios de segundo grado es un tipo más frecuentemente empleado; implica la fijación de precios sobre la base de la cantidad comprada.

Por lo regular, los precios se encuentran cargados con un alto costo para la primera unidad o bloque de unidades compradas por cada consumidor y con costos más bajos para las unidades sucesivas o bloques. Las compañías de servicios públicos, tales como las de electricidad, las de gas y las de agua, frecuentemente usan tarifas de bloques de naturaleza discriminatoria.

El uso de la discriminación de precios de segundo grado también está un poco limitado, puesto que puede aplicarse a productos cuyo uso puede medirse en alguna forma —lo cual explica su uso por parte de las comp añías eléctricas, de gas y de agua.

Los equipos de oficina, como las copiadoras o los sistemas de computación de tiempo compartido, que se prestan en sí mismos a medición cuantitativa, son otros ejemplos de productos donde se practica la discriminación de precios de segundo grado.

La forma más comúnmente observada de discriminación de precios es la de tercer grado ; ésta ocurre cuando una empresa separa a sus clientes en varias clases y establece un precio diferente para cada una.

Las clasificaciones de los clientes pueden basarse en diversos factores. Las diferencias geográficas se usan cuando el proveedor de un producto considera que los mercados regionales pueden aislarse a través de un control del sistema de distribución del producto.

Por ejemplo, en 1978 Gen eral Motors fijó un precio más bajo para su modelo Chevette en los Estados Unidos del occidente que en el resto del país, porque la competencia japonesa hizo que el mercado de automóviles pequeños de la costa oeste tuviera mayor elasticidad de precio que los mercados ubicados en otras partes de los Estados Unidos. (Las diferencias de precios entre mercados geográficamente separados que son proporcionales a los costos de transporte no se clasifican como discriminatorias.)

El uso del producto proporciona otra base para la discriminación de precios de tercer grado. Las carreteras, por ejemplo, por lo regular cargan precios por kilómetro-tonelada, dependiendo del valor del producto que se esté transportando. Las diferencias en las tarifas de electricidad, de gas, de agua y de teléfonos entre consumidores comerciales y privados es otro ejemplo de discriminación de precios que se basa en el uso del producto. Las compañías de servicios públicos se enfrentan a diferentes elasticidades de demanda en los sectores residenciales e industriales de sus mercados.

La demanda de electricidad proveniente de usuarios residenciales es inelástica, porque estos clientes no tienen buenos substitutivos para la electricidad proporcionada por las compañías de servicios públicos. Por otra parte, los compradores industriales tienen una demanda más elástica, porque muchos de ellos podrían generar su propia energía si subieran los precios de la electricidad por encima del costo de operación de los equipos generadores internos de la planta.

El tiempo, ya sea medido por reloj o por calendario, proporciona otra base común para esta forma de discriminación de precios. La división del día para las tarifas de larga distancia es un ejemplo de tal tipo de discriminación; las tarif as son más altas durante periodos del día en que la demanda es muy elevada por ejemplo, durante las horas hábiles de los negocios.

Los precios de los teatros proporcionan otro ejemplo de discriminación basada en tiempo de reloj. La discriminación de precios basada en tiempo de calendario se refleja a menudo en los precios de temporada y fuera de temporada aplicables a las instalaciones recreativas. La edad, el sexo y el ingreso proporcionan otra base de discriminación, particularmente para servicios y no para productos físicos.

Por ejemplo, los bajos precios para corte de pelo de niños y para boletos de cine son prácticas discriminatorias que se basan en la edad; los precios de admisión de damas para eventos deportivos ilustran la discriminación de precios basada en el sexo.

La discriminación sobre la base de la edad, el sexo y el ingreso es controvertida, tanto popular como legalmente, y por lo tanto este tema de fijación de precios debería basarse estrechamente en una mecánica de cambios.

Fuente: Apuntes de Economía administrativa de la Unideg