Tejido, color, dibujo y textura

Hay tantos tipos de géneros para cortinajes que al principio puede parecer difícil hacer una selección apropiada. Pero si se consideran tres importantes factores: color, textura, tejido y diseño, esto facilitará la selección.

La clase de tejido de emplear en cortinas y cortinajes depende de la conveniencia con el esquema y el tipo de habitación; como todo lo recargado es pretencioso y de mal gusto evítese, en habitaciones simples, las telas ricas en textura y género y resérvense estas para aquellas otras habitaciones muy formales y con muebles grandes.

En habitaciones sencillas se emplean las telas de algodón, cretona, batista, chintz, organdí, tul, etc.; en otras, más elegantes o formales, bautista u organdí bordados, tul de seda, malla fina, chiffon, tafetán, brocado, terciopelo, etc.

No existe ninguna tela que sea la indicada para determinado propósito; cualquier tela puede ir bien si la textura y el color están en relación con las cualidades y el tono de la habitación. Las telas lustrosas, como el satín, rayón y otros tipos modernos, son excelentes en cortinas y cortinajes de viviendas modernas.

Las cortinas de algodón, con estampados de muestra, o motivo pequeños, van muy bien con muebles modernos y maderas naturales; usadas sencillamente y con pliegues rectos, crean una excelente sensación de textura; también son muy adecuados los estampados con motivos grandes y ricos de color, pero estos habrán de estar a escala con el tamaño de la habitación.

Por el color se resuelve el destaque o la fusión de las ventanas con el fondo; en el primer caso aquél habrá de contrastar con éste y en el segundo ser del mismo color, o muy parecido.

Cuando las cortinas no han de ser destacadas hágase uso de una tela estampada en el color que sea el básico del esquema; también se puede repetir en ellas el color de la alfombra o elide! tapizado y unirse con éstos, pero no se adopte, en ningún caso, como principio fijo, el de que las cortinas habrán de ser siempre del mismo color que la pared o la alfombra; muchas habitaciones requieren un efecto más estimulante y, en este caso, los cortinajes pueden tener una acción más destacada y repetir la tela del tapizado o ser resueltos con los colores de este.

En habitaciones que no requieran un efecto quieto o en aquellas con poco carácter y muebles sencillos, serán excelentes las cortinas de colores alegres y contrastados. El color, el dibujo y la textura habrán de actuar al unísono, pero sin ser muy iguales, pues entonces el efecto sería monótono. El dibujo excesivo crea una impresión inquieta. Los motivos deben estar siempre a escala con la habitación. Si la habitación tiene el techo bajo, las rayas, o dibujos verticales, crean una impresión de altura; si el techo es alto, las rayas, o dibujos horizontales, determinarán, una sensación más baja; pero, tanto en un caso como en el otro la impresión habrá de estar en relación con muebles y elementos y con el carácter de la habitación. Las líneas rectas, rayas, y cuadrados son de carácter masculino, así como las texturas ásperas y los colores claros y cálidos. Si las paredes, la alfombra y el tapizado tienen un dibujo activo, aquellas serán entonces lisas, cuando la alfombra tiene mucho dibujo y las paredes son lisas los cortinajes habrán de tener un dibujo que repita los colores de la alfombra; los dibujos de paredes y alfombra estarán siempre relacionados por la escala. En un conjunto en el que paredes, alfombra y tapizados sean lisos, utilícense cortinas con dibujo que contenga los colores más importantes de la habitación, para que así se unifique el esquema. Los dibujos grandes se adaptan a las cortinas y a los cortinajes grandes; los pequeños a cortinas cortas o pequeñas.

Corrección de características: Por las cortinas se pueden rectificar defectos del fondo o de la forma que no sean agradables, o que sirvan para distraer la atención.

Una ventana alta y estrecha parecerá más ancha y proporcionará con amplio ancho de cortina a los lados y un friso o galería que se inicie en la misma línea superior del marco de la ventana. Una ventana ancha y corta parecerá más alta con cortinajes largos y rectos y con una galería que se eleve bastante por encima del marco.

La ventana descentrada puede ser equilibrada haciendo que el paño de cortina que corresponde al espacio mayor de la pared sea lo suficiente ancho para que compense al otro paño; este habrá de partir casi desde la misma línea del marco de la ventana. En una pequeña ventana muy alta colóquese la galería en la misma línea superior del marco; las cortinas habrán de ser largas hasta el suelo.

Cuando dos ventanas estén a un lado y otro de un ángulo de la habitación se las tratará como a una sola unidad; las barras serán en ángulo para que las cortinas cubran el rincón.

Dos ventanas, con poco espacio entre ellas, serán resueltas como si fuesen una sola, aunque haciendo uso de tres paños de cortinas, dos a los lados y uno sobre el espacio de pared intermedio. Tres o más ventanas antiguas se pueden unificar por una cortina transparente que las cubra a todas, una galería a todo el ancho y un paño de cortina a cada uno.

Cuando las ventanas son muy diferentes en tamaño o forma, hágase uso de cortinas muy sencillas y de colores que se fundan con el fondo para desviar, así, la atención de aquellas.

Las ventanas sobre librerías, estantes y armarios que pueden ser molestos y ofrecer inconvenientes para las cortinas es tratada omitiéndolas totalmente haciendo la estantería más alta y tapándolas con el mueble; también se les puede transformar en una especie de nicho para colocar figuras decorativas; en este caso, puede ser pintado todo el fondo con un color de contraste.

Fuente: Apuntes de Confección de blancos y tapicería de la Unideg