Colchas

Las colchas son cubiertas rellenas o acolchadas para camas. En algunas partes de Nueva Inglaterra, a una colcha suave, ligera en peso, muy elástica, se le llama edredón.

Una consumidora puede ser atraída hacia una hermosa colcha de brocado en satín; la cubierta es todo lo que ella conoce o le preocupa.

Se verá atractiva en su alcoba; Pero, aun cuando la cubierta es una consideración importante, esta compradora ha descuidado un factor vital desde el punto de vista de la comodidad y el uso —el relleno–.

Tal como en los colchones y en las almohadas, el relleno puede hacer a la colcha ligera o pesada, suave, dura, elástica o no. Nadie quiere sentirse oprimido con cubiertas de cama pesadas, duras y posiblemente aterronadas.

El exceso de peso no necesariamente hace caliente a una colcha, porque una colcha elástica, como un cobertor, aprisiona el aire para retener el calor.

Para probar la cantidad de elasticidad o vivacidad de una colcha, póngase una mano en la parte superior de esta y la otra en la parte inferior y oprímanse al mismo tiempo.

Obsérvese cuánto puede comprimirse y con cuánta rapidez regresa a su posición inicial. Si no regresa a su forma original, hay muchas probabilidades de que se ponga arracimada y deforme en comparativamente poco tiempo cuando se use.

Si dos colchas del mismo grueso se comparan, una puede comprimirse bastante y recobrar su forma con rapidez, en tanto que la otra puede comprimirse muy poco y regresar lentamente a su forma.

La primera es por lo general la más ligera en peso y retendrá su elasticidad durante más tiempo mientras se use.

Rellenos. Los rellenos para colchas pueden ser del algodón, acetato y algodón, lana, pelo suave, plumas, fibras acrílicas y poliéster.

El algodón de fibra larga de buen grado es elástico, tiene buena duración y es barato. El algodón de fibra corta, un grado más basto y pobre que el de fibra larga, es el segundo mejor tipo de relleno de algodón.

Las fibras cortas, por no unirse juntas tan bien como las fibras largas, se aborujan o se arraciman con mayor rapidez. Los vellos de algodón son pobres porque no tienen suficiente elasticidad. Los grados excelentes de algodón son superiores a los bajos grados de lana.

La lana australiana fina, de fibra larga, hace rellenos suaves. La primera trasquila del carnero es con particularidad fina y suave.

Los rellenos de mejor grado se hacen con lana cuidadosamente lavada y cardada. Los grados más corrientes son de color pardusco, mal lavados, mal cardados y menos suaves.

Con frecuencia el mal lavado deja abrojos y materias extrañas en el relleno, que con el tiempo pueden encontrar salida a través de la cubierta de la colcha.

Extremos cortos removidos de la cinta en el cardado de la lana con frecuencia son empleados para relleno de grado bajo.

Estas fibras cortas son desperdicio de lana y, por lo general, son muy bastas. También puede emplearse lana regenerada. Como en el caso del algodón, son necesarias fibras largas, bien cardadas, si el relleno va a unirse sin aborujarse.

El pelo suave y las plumas también se usan para el relleno. El primero es el más suave, más ligero y más caro. Es muy elástico y caliente.

El vello fino del pecho del ganso o del pato es bueno, pero el plumón ligero del pato marino de flote, e s aún mejor. Con frecuencia se usan como sustituto plumas de pollo, sin columna.

Pero a pesar del cuidado con que se quite esa columna a la pluma, algunas quedan y pueden sentirse si la colcha se presiona de arriba y de abajo. Estos cañones de las plumas pueden salir a través de la cubierta acortando la duración de la colcha.

Para evitar esto, la cubierta deberá ser de tejido muy cerrado o podrán usarse dos gruesos de cubierta. Las fibras artificiales están siendo empleadas en las colchas para reemplazar el plumón suave.

El relleno de fibras sintéticas, acrílicas o de poliéster es de precio moderado, no causa alergias, es de un blanco de nieve, a prueba de moho, y sin olor. Su elasticidad ha sido bastante mejorada.

Cubiertas. Las cubiertas de colchas deberán ser suaves y plegables, con buenas cualidades de caída; esto es, deberán adherirse a las otras cubiertas en la cama y no lucir demasiado abultadas.

Un material tieso, áspero, hace una cubierta difícil de acolchar –esto es, de coser en un modelo o diseño-. Las esquinas también pueden parecer abultadas si la cubierta es demasiado tiesa.

Algunas telas se deslizan con facilidad y no importa qué tan bien hayan sido tendidas, no parecen adherirse a la cama. Las telas de rayón en tejido satín de flotes largos tienen esta característica indeseable.

De hecho, cualquier satín de seda, acetato o rayón se deslizará más que una tela de superficie estriada o mate. Una tafeta de nylon de tejido cerrado, es a la vez atractiva y durable, pero también puede ser deslizable.

Una tela hecha con hilos altamente torcidos en un tejido firme es mejor. Los satines de brocado son de apariencia lujosa y se adhieren mejor que los satines planos.

El raso y el algodón pulido son prácticos y baratos. La pana de algodón y el percal también pueden ser usadas para colchas menos caras.

Para cubiertas es deseable una tela resistente al arrugamiento. Si es lavable, es conveniente una tela de planchado durable.

Estas telas deberán elaborarse con acabados lo suficientemente permanentes para poder limpiarse en seco o lavarse.

El ama de casa deberá guarda y seguir las instrucciones de los cuidados necesarios que se indican en una etiqueta adherida a la prenda.

Acolchados. Los acolchados son más delgados y menos caros que las colchas. Las antiguas colchas de retacitos cosidos a mano, en algunos casos son verdaderas obras de arte.

Artísticamente, las bien hechas, son artículos de coleccionistas y sí se encuentran en buenas condiciones, son caras. Los diseños favoritos eran la estrella, el anillo de boda o las flores estilizadas.

Con frecuencia la persona que las elaboraba hacía sus propios diseños. Cortaba sus propios pedazos, los cosía juntos en bloques o motivos y cosía los bloques para formar la cubierta superior del acolchado.

Por lo general, estas cubiertas estaban teñidas en brillantes colores lisos o eran de algodón estampado, ocasionalmente de seda. Cuando la cubierta estaba terminada, se cortaba una tela de la medida exacta para el respaldo y se alistaba para el siguiente paso, el acolchado. Se colocaba la guata de algodón entre la cubierta y el respaldo. La bisabuela tenía todo listo para su fiesta de fabricación del cobertor acolchado. Sus amistades venían en la noche para ayudarla a coser las tres capas (cubierta, guata y respaldo) juntas. Los diseños geométricos o florales se hacían con finas puntadas de acolchado. El acolchado se hacía sobre un bastidor para tener las telas lisas y en forma. Los filos de la tela se ribeteaban con tiras de telas cortadas al sesgo.

No hay medidas estándar para los antiguos acolchados de retacitos. El tamaño estaba determinado por el tamaño de la cama que debía cubrirse y por los pedazos de tela disponibles para ese propósito.

Los diseños de los modernos acolchados de – retacitos son con frecuencia copias de antiguos diseños.

Aun cuando los acolchados modernos pueden carecer del sentimiento que los impregnaba, sus colores son más firmes que los de los antiguos acolchados.

La costura en máquinas los hace más firmes, dándoles el efecto doméstico. Algunos acolchados llamados de retacitos tienen cubiertas hechas de un pedazo de tela estampada para semejar pequeñas piezas cosidas juntas, que son acolchadas o rellenadas.

Este tipo de acolchado es bastante barato. El relleno puede ser algodón o poliéster.

Los modernos acolchados de algodón pueden ser lavados en cas a o pueden ser enviados a la lavandería.

Los antiguos acolchados deberán limpiarse en seco, porque o se tiene seguridad acerca de la firmeza de los colores. Más aún, la tela puede haberse debilitado con el tiempo.

Fuente: Apuntes de Confección de blancos y tapicería de la Unideg