Cambio de una taza

Comenzar cerrando la llave de paso que se encuentra SIEMPRE sobre el conducto de alimentación de la taza.

Seguidamente separar la cisterna de la taza; si la taza es de un modelo antiguo de cisterna alta, desmontar la tuerca que une el conducto de cisterna al depósito, retirar después el tubo de la junta de caucho que lo une a la taza. Si por el contrario el inodoro es reciente de cisterna baja, hay que desenroscar la tuerca de alimentación de agua, después levantar la cisterna completamente (no olvidar vaciar el agua de antemano).

Desenroscar los dos o cuatro tornillos que fijan la taza al suelo. Si se trata de servicios de pisos, la taza tiene probablemente un sifón inclinado empalmado con la vidria de evacuación por una junta flexible probablemente que basta con mover por torsión para separar la taza de su encaje.

En los servicios de planta baja, el sifón está generalmente recto y la junta de mortero; es preciso romperlo con martillo y buril tomando todas las precauciones para no romper la vidria (no tiene importancia para la taza ya que, si se cambia, ya no tendrá valor).

La taza de recambio debe ser, claro está, semejante a la antigua en lo que se refiere al encaje; sino, el traba-jo es demasiado complicado para usted (hay que modificar la vidria) y hay que llamar a un fontanero.

Colocar la taza en su sitio observando sus agujeros de fijación en el suelo. Quitar la taza y hacer los preagujeros con la punta cuadrada si el suelo es de madera o taponando y enclavijar si el suelo es de mampostería. En este último caso, extender una fina capa de mortero (tres partes de arena fina por una de cemento) antes de cambiar la taza.

En los dos casos, volver a colocar la taza, colocar los tornillos de fijación intercalando arandelas flexibles en plástico con el fin de no romper la porcelana de la taza. Fijar bien la taza moviéndola sobre la capa de mortero (suelo de mampostería) o colocando pequeñas calas de madera (suelo de madera). Si el suelo es de madera, puede entonces apretar los tornillos (¡moderadamente!); si el suelo es de mampostería, hay que esperar de veinticuatro a cuarenta y ocho horas para apretar los tornillos.

Seguidamente, es preciso rehacer la junta de goma:

— Si el suelo es de mampostería, confeccionar una junta dura en mortero de cemento (dos partes de cemento por una de arena) después de haber colocado papel de diario húmedo en el fondo del encaje que irá destinado a impedir que el mortero se escurra en la vidria; en efecto, este mortero debe ser amasado líquido con el fin de ser colocado correctamente en el espacio circular y reducido del encaje.

Si el suelo es de madera, es más conveniente con-feccionar una junta flexible en masilla; puede mejorar-se la obra rellenando el fondo del encaje de cinta ais-lante antes de colocar la masilla.

Fuente: Guía Práctica de fontanería de Reneé Hiller