Cambio global climático

Durante las pasadas dos décadas se ha expresado la preocupación que el impacto actual de las actividades humanas en nuestro ambiente podría ser lo suficientemente como para producir cambios climáticos que podrían, a su vez, repercutir en la agricultura.

La preocupación por conocer los climas actuales y predecir los del futuro, así como la visión general de que la tecnología moderna puede modificar el ambiente, ha provocado que la mayoría de los investigadores consideren la posibilidad de que el hombre haya propiciado una variación climática.

Existen pruebas de que, durante largo tiempo, el hombre ha realizado actividades depredadoras de cuanto lo rodea y, al menos desde el tiempo en que logró controlar el fuego, ha ido modificando su entorno en vastas áreas geográficas.

Los cambios microclimáticos son significativos porque los seres humanos viven dentro del microclima bajo los árboles y entre los pastos; de hecho, muchos cambios ambientales se realizaron para hacer más agradable el microclima.

Una simple alteración de la cubierta del suelo afecta el albedo superficial, y el escurrimiento de agua cambia la proporción del transporte del calor latente y modifica, en gran medida, los vientos superficiales. Estas variaciones, a su vez, causan cambios en la humedad del suelo, la temperatura y la velocidad de erosión.

En el pasado, la influencia humana sobre el clima rebasó las meras alteraciones intencionales del microclima. No obstante, surgen dos interrogantes: ¿Los pobladores anteriores a la era tecnológica causaron cambios regionales microclimáticos y/o macroclimáticos? ¿Produjeron cambios en el clima en otras parte del mundo? Según GarlSagan y sus colaboradores, la respuesta a ambas preguntas es afirmativa, pues existen pruebas de cambios climáticos en regiones áridas, templadas y tropicales. Sin embargo, se requiere realizar más investigaciones para confirmarlo por completo.

El hombre puede haber causado accidentalmente un gran número de cambios climáticos regionales en las zonas áridas; por ejemplo, el desierto del Rayastan, en India, que abarca alrededor de 100,000 kilómetros cuadrados o sea el 0.7% del área continental de la superficie de la Tierra, hace varios miles de años fue el sitio de la civilización del valle del Indo. Si bien la región era árida, era mucho más húmeda y hospitalaria de lo que es hoy.

Aunque el desierto de Rayastan tiene acceso a la humedad atmosférica y, de hecho, la humedad troposférica es alta, según algunos autores la carencia de lluvias es causada por la «caída» de la atmósfera debido a un enfriamiento originado por el polvo suspendido que, a su vez, es causado por la ausencia de vegetación provocada por el pastoreo en exceso.

En el Sahara, desierto que cubre villas antiguas dedicadas al cultivo, se demuestra que alguna vez el equilibrio de agua fue favorable.

Los seres humanos han vivido en el Sahara durante miles de años y lo han modificado extensamente por medio del fuego y del pastoreo. Desde la Edad Media, ha tenido lugar una desertificación sustancial, y abundan ejemplos sobre áreas desierta s que hace varios siglos eran bosques poblados por animales y gente.

En el trópico, los antiguos pobladores alteraron el microclima regional al quemar bosques húmedos como parte del uso rotativo de la tierra. Alrededor de un 40% de los bosques ecuatoriales se ha convertido en sabanas en el curso de unos cuantos milenios, y se ha alterado la mitad restante del bosque.

Las diferencias entre los microclimas de los bosques tropicales y de las áreas desmontadas son inmensas; así, cuando se arrasan los bosques, es mayor la variación de la temperatura diaria. Además, esas áreas se encuentran menos protegidas de las lluvias torrenciales, con lo que se produce la destrucción de la tierra para fines agrícolas, lo cual representa problemas serios para los seres humanos.

Por supuesto, los modelos actuales más complejos sobre climas aún están en su primera etapa de desarrollo y no pueden incorporar correctamente muchos procesos, como es el caso de la retroalimentación en el cambio del albedo en el suelo y los cambios del albedo en las nubes. Por lo tanto el cambio global en la temperatura en relación al albedo sólo es un acercamiento a la magnitud de la verdadera relación.

También se dice que los cambios en el uso de la tierra durante los pasados años pueden ser la causa del abatimiento en las temperaturas globales. Esto se compensa, al menos en parte, por el incremento en la temperatura global gracias al efecto de invernadero debido al bióxido de carbono previsto por el consumo continuo de combustibles fósiles.

Sin embargo, es poco probable según algunos autores, que se efectúen tales cambios en el futuro porque casi toda la superficie de la Tierra se habrá convertido en una tierra de albedo elevado. El albedo de la superficie de la Tierra, según cálculos de varios investigadores, alcanzará un límite asintótico mucho antes que el del bióxido de carbono.

Los cambios en el uso de la tierra originan diferencias en el albedo y, en determinadas áreas, tienen efectos importantes sobre el equilibrio energéticoy el del agua.

Por ejemplo, los bosques tropicales de lluvia intensa pueden tener un albedo tan bajo como del 9%, mientras que el albedo de un desierto es tan alto como 37 %. La extinción masiva de los bosques ecuatoriales puede tener graves implicaciones en el clima, tanto regional como global. Por ello, es necesario que se tomen en cuenta, a nivel internacional, los grandes desmontes en latitudes ecuatoriales.

Conviene hacer notar que varias compañías ajenas a esa zona son las causantes de la destrucción sistemática de la selva amazónica.