Nuevos aspectos genéticos relacionados con la individualidad del embrión humano

Existe una serie de aspectos genéticos novedosos relacionados con la individualidad del embrión humano y que fundamentan, aún más, el respeto a la vida humana desde el momento mismo de la concepción.

Biológicamente, cuando un espermatozoide fecunda a un óvulo, se constituye un nuevo ser humano. En la fecundación, el nuevo ser, llamado técnicamente cigoto, contiene el genoma completo y distinto a sus progenitores.

Es importante señalar que cuando contactan las membranas del espermatozoide y del oocito, se desencadena una serie de eventos que determinan la constitución del cigoto. En los pronúcleos masculinos y femeninos ocurre duplicación de los cromosomas (sin fusión de ellos o mal llamada «singamia»), de modo que los cromosomas duplicados se ordenan en el plano ecuatorial y comienza la primera división celular, sin haber existido «singamia«.

Ya en el cigoto en estado de pronúcleos hay expresión de genes propios del embrión (tales como la expresión del gen SRY del cromosoma Y que inicia la determinación sexual masculina. Luego, las 2 células (blastómeros) se dividen en 4 células, y posteriormente en 8 y así sucesivamente, hasta formar el embrión, el feto y finalmente el recién nacido.

Los 23 cromosomas aportados por el padre a través del espermio, son genéticamente «distintos» a aquellos 23 cromosomas aportados por la madre. Los cromosomas paternos y maternos poseen una modificación química llamada impronta genética (o «imprinting»). Ello explicaría que para constituir un nuevo ser humano se requiera de los complementos cromosómicos aportados por ambos padres.

También explica que cuando por razones de patología espontánea, el cigoto contiene sólo cromosomas maternos o sólo paternos no haya un desarrollo embrionario adecuado y se termine el embarazo en graves trastornos embrionarios, tales como una mola o un teratocarcinoma. Y finalmente, el «imprinting genómico» explica la imposibilidad biológica de producir hijos a partir de dos padres de un mismo sexo.

El «imprinting» cromosómico apoya aún más la individualidad del cigoto y la del embrión humano. Por ello, nadie, ni la madre ni el padre del individuo en gestación, pueden decidir a voluntad acerca del futuro de ese nuevo ser en gestación. Como el gran pediatra genetista francés Profesor Jerome Lejeune, descubridor de la trisomía 21 del Síndrome de Down, solía afirmar: «el embrión es la más indefensa de todas las criaturas».

Fuente: Manual de pediatría por el Dr. Manuel Santos A. de la escuela.med.puc.cl