Almohadas y colchones

Una almohada o cabecera es una pieza mullida en la que se apoya la cabeza durante el sueño.

Suele ser de espuma, blanda y baja, destinada a facilitar los cambios posturales y la acomodación del paciente. En general, se dispone de más de una almohada por paciente.

El colchón es una pieza almohadillada y flexible que se coloca sobre la cama y se utiliza para dormir.

Los colchones pueden ser de diversas formas y estructuras. Estos diferentes modelos tienen como objetivo contribuir a la prevención de las úlceras por decúbito. Los más importantes son los siguientes:

Colchón de látex. Hoy día se utilizan cada vez más, por constituir una buena base para el reposo del paciente.

Colchón de espuma. Se deja vencer más fácilmente por el peso del cuerpo. Puede ser de una pieza o estar seccionado en bloques (40 -50 bloques). Favorece la comodidad y el acoplamiento del paciente, repartiendo la presión del cuerpo, y evitando una excesiva fricción y roces en la piel.

Colchón de goma, con tubos o celdillas. Se llena de aire y se coloca sobre la cama. Su finalidad, al igual que los otros, es la de evitar las úlceras por presión.

Colchón de esferas fluidificado. Está formado por esferas de vidrio muy finas que se mantienen en movimiento gracias al aire insuflado entre ellas, lo que permite repartir la presión que ejerce el peso del cuerpo del paciente, experimentando una sensación de estar flotando.

Colchón alternating o antiescaras. Consta de una serie de tubos neumáticos que se hinchan y deshinchan alternativamente mediante el funcionamiento de dos motores.

Mientras están hinchados los tubos de número par, los de número impar permanecen deshinchados, invirtiéndose automáticamente el ciclo cada cuatro minutos. Este tipo de colchón, al desplazar los puntos de apoyo, evita la presión y, además, realiza un masaje continuo.