La Edad Media

Se considera que la Edad Media comenzó en el año 476, fecha en la que Odoacro, rey de los hérulos, depuso al último emperador del Imperio romano de Occidente, Rómulo Augústulo.

A partir de esta fecha, los germanos se hicieron dueños de Occidente y las instituciones de los romanos desaparecieron, surgiendo en su lugar una nueva organización social, el feudalismo.

El feudalismo constituyó una nueva organización económica y social de la Europa occidental, que se mantuvo estable hasta el siglo XI, comenzó a evolucionar a comienzos del XII y entró en crisis en los siglos XIV y XV.

Como rasgos característicos de dicho sistema, se pueden señalar los siguientes: estratificación social, disminución de la actividad científica y cultural, y la desaparición casi total de la sociedad urbana y el comercio.

Durante el feudalismo, la autoridad política del Estado prácticamente se eclipsó y, en su lugar, surgió una organización social de carácter piramidal. De acuerdo a este tipo de organización, por una parte se encontraba la nobleza y el alto clero y, por otra, el pueblo llano.

En la cumbre de dicha pirámide estaba el rey y a, continuación, la nobleza (duques, condes, marqueses, etc.) y el alto clero (obispos y abades), que eran vasallos de aquel, es decir, súbditos, pero, a su vez, cada uno de ellos poseía sus propios vasallos.

En cuanto al pueblo llano, se encontraba integrado por una amplia masa de siervos, campesinos, artesanos y comerciantes, sometidos a la nobleza.

Con la invasión de los bárbaros, la cultura de Europa sufrió un tremendo colapso. Los nue-vos dirigentes despreciaban las tareas intelectuales y, bajo su dominio, la actividad cultural disminuyó de modo muy notable.

A este respecto, a finales del siglo VIII, la cultura europea llegó a su nivel más bajo. Únicamente, en ciertos ámbitos religiosos, especialmente en los monasterios, se conservó algún tipo de interés por la cultura.

En Europa occidental, el feudalismo constituyó una sociedad casi exclusivamente rural. La inmensa mayoría de la población vivía en pequeñas aldeas, próximas a los castillos feudales, y la agricultura, frecuentemente complementada por la ganadería, fue la base económica de dicha sociedad.

Desde este punto de vista, el feudalismo tendió hacia una economía cerrada, que consistía en la producción para el autoconsumo y no para el comercio.