La ciudad-estado

Para Aristóteles, la forma de organización social ideal era la polis o ciudad-Estado, compuesta de un núcleo urbano y de varias aldeas alrededor.

Aristóteles dice que la comunidad primitiva es la «casa», es decir, la familia, que surgió para satisfacer las necesidades básicas y cotidianas como el alimento, el refugio, el afecto, etcétera.

A este respecto, conviene señalar que Aristóteles entendía la familia en sentido muy amplio, como una comunidad de personas y bienes de la que formaban parte no solo los diversos miembros unidos por la sangre y la descendencia, sino también los esclavos.

Posteriormente, de la unión de varias familias, surgió la aldea. En la aldea ya no se atendía únicamente a las necesidades cotidianas, sino también, a las necesidades sociales, es decir, administrativas o de gobierno y culturales.

Como consecuencia de las insuficiencias de las familias y las aldeas surgió la polis («ciudad-Estado»), que se caracteriza por su autosuficiencia, o sea, por poseer en sí la capacidad de satisfacer todas las necesidades humanas.

En consecuencia, dado que la polis es autosuficiente, no solo poseerá en sí misma, por naturaleza, capacidad para satisfacer las necesidades materiales y culturales de sus ciudadanos, sino también, el logro de su fin supremo, la felicidad.