Aristóteles frente a Platón

Para Aristóteles el ser humano es, por naturaleza, animal político, o sea, animal que necesariamente vive en la polis.

Por tanto, el insocial por naturaleza, y no por azar, por ejemplo, por haberse perdido en una isla desierta, o es más que humano, es decir, un dios, o menos que humano, es decir, una bestia.

Ahora bien, la existencia de dicho principio no implica que se pueda deducir la existencia de una única forma de organización política y social.

La tendencia a vivir en sociedad, efectivamente, constituye un principio propio de la naturaleza humana.

Sin embargo, más allá de este principio, las diferentes polis concretas pueden organizarse de maneras muy diversas.

En este sentido, la posición de Aristóteles es completamente diferente a la de su maestro. En la República, Platón intentó formular sus concepciones ateniéndose exclusivamente a principios teóricos e intentó diseñar un Estado ideal que, superando las tendencias negativas de los seres humanos, los condujera a una vida armoniosa y feliz.

Por el contrario, Aristóteles procuró informarse de las realizaciones concretas de los diferentes Estados —se dice que analizó unas 150 Constituciones diferentes—, así como tener en cuenta las circunstancias sociales e históricas de cada sociedad.