Narrativa y atributiva

La observación será considerada atributiva cuando centre su atención:

– En la presencia o la ausencia de uno o más “objetos”.

– En la presencia o la ausencia (o un grado determinado) de características en un “objeto” (sujeto, cosa, situación, interacción, etc.); se trata de un atributo en sentido estricto (Lalande, 1968).

Recordemos simplemente los parámetros que permiten caracterizarlos:

a) sistemas de signos o sistemas de categorías;
b) sistemas exclusivos o sistemas no exclusivos;
c) sistemas exhaustivos o sistemas no exhaustivos;
d) sistemas unidimensionales o sistemas multidimensionales;
e) las “unidades” que se deben observar están o no están delimitadas por el observador;
f) las “unidades” que se deben observar son o no son objeto de un muestreo;
g) la observación se inscribe en una escala nominal o por lo menos ordinal.

– En la presencia o la ausencia de una acción en el “objeto”; se trata de un atributo-predicado (Lalande, 1968).

En la observación atributiva, se centra la atención esencialmente en lo que puede ser afirmado o negado del objeto a observar.

La observación será narrativa cuando centre su atención:

– En el desarrollo de las acciones.

– En la sucesión de los estados (físicos, afectivos u otros que acompañen el desarrollo de las acciones).

En la observación narrativa, la atención se centra en el desarrollo que forma un todo (un relato), mientras que en la observación atributiva, cada “atributo” forma ya él mismo un todo. No obstante, es necesario señalar que la etapa de análisis que sigue a la observación atributiva puede intentar constituir un “relato” mediante el encadenamiento de las diferentes formas de “atributos”.

Señalemos que en los dos casos el problema más importante es el de la pertinencia, es decir, la elección adecuada de los atributos y de sus signos o, si se trata de un relato, la elección adecuada de los elementos que lo constituyen.

Fuente: Observar para Educar – Observación y evaluación en la práctica educativa, Jean-Marie De Ketele