Observar

Observar es un proceso que requiere atención voluntaria e inteligencia, orientado por un objetivo terminal u organizador, y dirigido a un objeto con el fin de obtener información.

Este proceso requiere una frase de atención, es decir, una “concentración selectiva de la actividad mental que comporta un aumento de la eficiencia en un sector determinado y la inhibición de las actividades concurrentes” (Lafon, 1963): el buen observador, en el campo perceptivo que se le ofrece, selecciona una pequeña cantidad de información pertinente entre el gran abanico de informaciones posibles.

Se trata de un acto inteligente que hace referencia de forma constante a la experiencia anterior y que está orientado por un objetivo que es, a la vez, terminal y organizador del mismo proceso de observación: cuanto más claro y explícito sea el objetivo, más fácil será este proceso de selección, más circunscrito estará el objeto sobre el cual dirigimos la atención.

Conviene referirse de partida a la distinción entre el proceso de observación y el proceso de evaluación. Ambos están orientados por un objetivo, pero mientras la observación intenta recoger (seleccionar, provocar y codificar) la información, la evaluación supone más bien la determinación de los criterios de evaluación, la confrontación de las informaciones con esos criterios…, todo esto con la finalidad de tomar una decisión que la evaluación debe fundamentar. Es necesario que consideremos la observación como un proceso que puede ponerse al servicio de la evaluación, que, a su vez, está al servicio de la toma de decisión.

Esta definición fundamental de la observación permite comprender mejor las diversas definiciones más específicas que se han dado a este concepto.

Así, los especialistas en didáctica la han definido como “un procedimiento que consiste en poner al alumno en contacto con objetos, los cuales, mediante la percepción directa, van a permitir la aprehensión inmediata de los datos” (Beslay in Lafon, 1969). Se habla en este caso de “lecciones de observación…” incluso de “lecciones de cosas”, del paso de lo concreto a lo abstracto, de oposición al verbalismo y al psitacismo, del paso de la imagen al concepto, y aún de la construcción activa de los conceptos y las leyes. Así pues, se trata de un procedimiento, pedagógico, que es un paso obligado en la construcción del conocimiento.

Se ha definido también la observación como el método de investigación de la persona que se opone al “método de los tests” (Thorndike & Hagen, 1969)…, dos métodos que de hecho son complementarios.

Cattell (1969) se ha referido a la observación como el proceso que caracterizaba la fase inductiva de toda investigación…, mientras que Campbell (1963) insiste en “la observación provocada” (la observación es provocada y planificada para confirmar o desestimar válidamente una hipótesis…).

Fuente: Observar para Educar – Observación y evaluación en la práctica educativa, Jean-Marie De Ketele