Inglaterra victoriana

El periodo que abarca el largo reinado de la reina Victoria, entre 1837 y 1901, se denomina Inglaterra victoriana. Denominada «el taller del mundo», Gran Bretaña gozó de una gran prosperidad económica y fue el motor de la producción industrial. El Imperio de Inglaterra alcanzó su mayor extensión territorial, apoyado en una superioridad naval que le permitió colonizar territorios por doquier.

Será también un modelo de estabilidad política, consolidando una serie de logros democráticos que permitirán una pacífica convivencia entre la monarquía y el Parlamento, donde se sucederá una tranquila alternancia entre liberales y los conservadores.

La estabilidad se debió al hecho de no haber vivido los acontecimientos que asolaron Europa en 1830 y 1848, ya que el Reino Unido había logrado anteriormente reformas electorales y sociales que reforzaron los derechos de los trabajadores. Esta prosperidad general se explica atendiendo a factores de diversa índole.

Factores económicos

Inglaterra se convertirá en símbolo del triunfo del librecambismo económico, como se aprecia en la derogación de las cornlaws y actas de navegación. Estas medidas mejoraron la calidad de vida de la población, ya que abarataron el precio de varios productos alimenticios y de las materias primas, favoreciendo el desarrollo de la industria y del comercio. Al mismo tiempo, se eliminaron tasas aduaneras y se establecieron tratados de reciprocidad con otros países para favorecer las exportaciones inglesas.

Este desarrollo comercial fue apoyado por la  flota mercante y el control de lugares estratégicos para el comercio en todo el mundo. En este sentido es fundamental la apertura del canal de Suez (1869), que favorecerá especialmente el comercio marítimo dominado por Inglaterra.

Factores demográficos

La población aumenta con rapidez en función de la consolidación de la transición demográfica. Este incremento de la población y la presión demográfica sobre el territorio favoreció la expansión territorial y el desarrollo del mercado internacional gracias a la emigración de los británicos principalmente a EE. UU., Canadá, Australia o África meridional.