Efectos regionales. Lluvia ácida

Los contaminantes pueden retornar a la superficie terrestre en lugares cercanos a los focos de emisión o bien en zonas alejadas, originando en este segundo caso el fenómeno conocido como contaminación transfronteriza, ejemplo de lo cual es la lluvia ácida. Este nombre hace referencia al retorno a la Tierra de los óxidos de azufre y nitrógeno descargados a la atmósfera en forma de ácidos disueltos en las gotas de lluvia, pero también en forma de nevadas, nieblas y rocíos.

El fenómeno de la lluvia ácida comienza cuando el azufre y el nitrógeno presentes en los com-bustibles fósiles son liberados a la atmósfera mediante procesos de combustión, como SO2 y NOX, que son transportados, reaccionan, se precipitan y se depositan (Fig. 10.24), retornando a la superficie de la Tierra de dos modos distintos:

Deposición seca. En forma gaseosa o como aerosoles, cerca de las fuentes de emisión.

Deposición húmeda. La mayor parte de los SO2 y NOX que permanecen en la atmósfera sufren un proceso de oxidación en el que se forma ácido sulfúrico y ácido nítrico, los cuales se disuelven en las gotas de agua que forman las nubes (consulta el margen), pudiendo ser transportados por el viento a cientos de kilómetros del foco emisor, y retornando al suelo
por medio de las precipitaciones.

La mayor acidez en el agua de lluvia registrada en Europa se ha observado en Escocia, donde el pH ha llegado a ser de 2,4. Países como Gran Bretaña o Alemania, muy industrializados, trasladan hacia zonas como Noruega, Dinamarca o Finlandia los contaminantes, donde estos se depositan.

Estos países son receptores de la contaminación al encontrarse al este de los países emisores, dado que en estas zonas el sentido de la circulación general de la atmósfera es del oeste.