Bolsas flexibles

El uso comercial de bolsas flexibles, que son esterilizadas de forma semejante a los botes, se ha desarrollado bastante durante la última década, especialmente en Europa y Japón.

Las condiciones esenciales son que (a) el material plástico pueda resistir temperaturas superiores a 130°C como mínimo, (b) se pueda formar un cierre aséptico fuerte entre ambos lados de la bolsa, (c) el plástico presente buenas características para el termo sellado y (d) el plástico sea impermeable al oxígeno, a la humedad y a los microorganismos.

Algunas películas típicas son de nylon/polipropileno y las más usadas las de poliéster/ lámina de aluminio/polipropileno en las que el polipropileno ocupa la parte interior y el aluminio actúa como barrera al oxígeno.

Para muchos productos se ha considerado necesario proteger las bolsas del deterioro mecánico con una envoltura de cartón. Esto incrementa el coste del producto final y ha sido uno de los factores que ha impedido su extensión en el Reino Unido; otros factores son la lenta velocidad de envasado de los formatos pequeños y la falta de un equipo adecuado de manipulación.

En los sistemas «catering» la bolsa flexible no se utiliza todavía en proporción apreciable especialmente para envases realmente grandes como los usados en esos sistemas. Una ventaja realmente importante para el procesado de bolsas de poco espesor es que se necesita menos calor y por ello el tratamiento térmico es más corto. Esto significa que en los envases grandes, que tienen un espesor máximo de 2-3 cm, el producto presenta una calidad notable en comparación con la conseguida con los envases cilíndricos grandes de capacidad semejante.

Fuente: Apuntes de Industrialización de frutas y hortalizas de la UNIDEG