Lavado por aspersión

Probablemente sea el método de lavado húmedo más utilizado, y consiste en la exposición de las superficies del producto a duchas de agua. La eficiencia del lavado por aspersión depende de la presión del agua empleada, del volumen de agua utilizada, de la temperatura del agua, distancia del producto al origen de la aspersión, tiempo de exposición del producto a la ducha y del número de duchas utilizado.

La mejor combinación es, en general, un volumen de agua pequeño a presión elevada, sobre todo cuando hay que eliminar contaminantes muy bien adheridos al producto, como el del moho negro de los frutos cítricos.

Sin embargo en algunos casos, frutas blandas y maduras como las fresas, o vegetales delicados como los espárragos, estas condiciones pueden producir deterioro del producto.

Fuente: Apuntes de Industrialización de frutas y hortalizas de la UNIDEG