Control de la profundidad de campo

En términos científicos, un objetivo sólo puede enfocar con precisión un único plano cada vez, y cualquier objeto situado por delante o por detrás de ese plano quedará progresivamente menos nítido.

Sin embargo, en realidad, siempre hay una cierta distancia por delante y por detrás del plano de enfoque que resulta nítida a la vista, tolerancias ésta que se conoce como profundidad de campo.

La profundidad de campo de una fotografía depende de tres factores principales: la longitud focal del objetivo, la abertura del diafragma y la distancia del enfoque.

La abertura es, normalmente, el factor más fácil de controlar para el fotógrafo, puesto que no es necesario cambiar la posición de la cámara. Cuanto menor sea el diámetro de la abertura (resulta un poco confuso, pero esto significa que el numero f/ es más alto), mayor será la profundidad de campo. En un objetivo estándar, la máxima abertura, de f/1,8 ofrece la menor profundidad de campo; mientras que cerrando a f/22 (el diafragma más cerrado) se consigue nitidez sobre una distancia mucho mayor.

También es posible modificar la profundidad de campo variando la distancia entre la cámara y el sujeto, o bien cambiando el punto de enfoque dentro del encuadre.

Cuanto más cerca se encuentre el punto de enfoque, menor será la profundidad de campo. Con sujetos muy próximos al objetivo, ésta puede extenderse tan sólo unos centímetros. En consecuencia, la profundidad de campo será siempre mayor con sujetos distantes, extendiéndose siempre más por detrás del plano de enfoque que por delante.

También podemos elegir el objetivo o el ajuste del zoom para acentuar o registrar deliberadamente la profundidad de campo. Los objetivos gran angular proporcionan una mayor profundidad de campo que los teleobjetivos. Con un angular de 28 mm es posible registrar con nitidez desde pocos metros hasta el horizonte si se ajusta un diafragma cerrado. Por otro lado, un teleobjetivo de 300 mm proporciona un enfoque mucho más crítico, sea cual sea la abertura del diafragma.

Sin embargo, cambiar la longitud focal no siempre supone un aumento significativo de la profundidad de campo, ya que siempre hay que reajustar la distancia entre el objetivo y el sujeto.

Es importante darse cuenta de que, sólo porque una parte de la imagen esté desenfocada, no significa que ésta sea irreconocible. El grado de desenfoque varia en función de la distancia respecto al plano de enfoque, y se incrementa progresivamente a medida de que esta aumentada. Si tratamos de eliminar el detalle del fondo de una escena a través de la profundidad de campo, una ligera pérdida de nitidez no suele bastar; el fondo tiende a quedar muy desenfocado.

Fuente: Apuntes Laboratorio Fotografía en Blanco y Negro de la U de Londres