Proceso de deforestación: antecedentes históricos

México ha perdido la mayor parte de la cobertura original de bosques y selvas. Se estima que las selvas altas, por ejemplo, ocupan actualmente sólo el 10% de la superficie original (Rzedowski, 1978). La historia del proceso de deforestación en el país es larga y compleja.

Probablemente la primera tala de bosques a gran escala ocurrió a principios del periodo colonial entre los siglos dieciséis y diecisiete cuando, los conquistadores españoles forzaron a los grupos indígenas a abandonar las mejores tierras, agrícolas y éstos tuvieron que establecerse en terrenos forestales (González, 1992).

Las enormes cantidades de leña y madera que se necesitaban para la explotación minera durante todo el periodo colonial contribuyó también a la eliminación de grandes superficies de bosques (González, 1992).

El proceso de deforestación tuvo otro pico importante en el periodo comprendido entre el final del siglo diecinueve y principios del veinte. Durante este periodo el gobierno de México otorgó concesiones a compañías extranjeras para que explotaran enormes superficies boscosas.

Estas compañías cortaban a mata rasa el recurso, moviéndose por las áreas concesionadas a medida que agotaban la madera de los bosques (González, 1992). Este tipo de explotación fue particularmente feroz en los bosques templados del centro de México y dio por resultado vedas forestales que duraron incluso hasta los años setenta en algunos Estados (por ejemplo Michoacán).

El impulso final y el más dramático al proceso de deforestación y degradación forestales se iniciaron en los años cuarenta y tuvo su apogeo en las décadas de 1960 y 1970. En este caso, las selvas fueron las más afectadas. La tala de las selvas fue resultado de varios procesos.

Por una parte, se instauraron extensos programas de colonización, utilizando a las selvas como un medio para evitar la distribución de la tierra en las áreas agrícolas existentes (Paz, 1995).

Asimismo, se financiaron enormes proyectos de desarrollo (muchos de ellos impulsados activamente y financiados por agencias internacionales como el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo) para la construcción de diversas obras de infraestructura y para impulsar la ganadería extensiva. Para esto último se otorgaron cuantiosos subsidios e incentivos de todo tipo.

Para principios de los años noventa, un 25% de la superficie de México (aproximadamente 50 millones de hectáreas) estaba cubierta todavía por bosques cerrados, es decir selvas altas y bajas, más los bosques templados y bosques mesófilos.

De este total, prácticamente la mitad eran bosques (25.5 millones de hectáreas) y la mitad selvas (24.1millones de hectáreas). Adicional mente existían alrededor de 66 millones de hectáreas de bosques y otros tipos de vegetación semiárida.

Patrón de uso del suelo en México en 1990

A pesar de la magnitud de los procesos de cambio de uso de suelo que se han verificado en el país, no se cuenta actualmente con estimaciones precisas de as tasas de deforestación y degradación forestal.

Esto ha sido resultado de:

1) inconsistencias en las definiciones de los tipos básicos de vegetación entre los diferentes inventarios forestales y diferentes instituciones; Cada uno de los tres inventarios forestales con los que se cuenta actualmente (Primer inventario forestal SARH, 1986; Inventario forestal de gran visión, SARH, 19S:2 e Inventario forestal periódico, SARH, 1994), se efectuaron con imágenes de satélite de diferente resolución y cobertura, por lo que no se puede hacer una comparación directa entre ellos;

2) no ha existido una actitud gubernamental decidida para obtener información más precisa sobre tasas de cambio de uso del suelo. Estos problemas han llevado a una proliferación de estimaciones sobre tasas de deforestación, cuyo rango oscila entre 370 mil y millón y medio de hectáreas al año.

rango de estimaciones sobre las tasas de deforestación en México

Afortunadamente, existe evidencia parcial que nos permite obtener, por lo menos, estimaciones preliminares de la magnitud de la pérdida de cobertura vegetal en el país en estas dos últimas décadas.

Globalmente comparando el Primer inventario forestal nacional con el Inventario forestal de gran visión (que presenta datos de la superficie forestal para 1990), se obtiene una pérdida de 7.2 millones de
hectáreas de bosques cerrados en un periodo aproximado de 10 a 15 años, correspondientes a tasas de cambio de entre 1 y 1.5% al año.

Por otra parte, estudios de caso disponibles para los distintos tipos de bosque cerrados, realizados mayormente en la década de los ochenta, revelan pérdidas del 2% y hasta más del 7% al año, dependiendo del tipo de bosque.

Tasas de deforestación y sus factores asociados en regiones seleccionadas de México

Combinando la información anterior con estudios efectuados por la SARH (1992),FAO (1990) y fuentes independientes (Masera et all, 1992) se puede estimar que, para finales de la década de los ochenta, la pérdida anual en selvas alcanzaba entre 189 y 501 mil hectáreas por año, que corresponde a tasas de deforestación de entre el 0.8 y el 2% anual.

La estimación baja probablemente subestima la pérdida de selvas bajas, pues la información es muy deficiente para este tipo de vegetación.

La pérdida anual en bosques era de entre 127 mil y 167 mil hectáreas por año, correspondiente a una tasa de deforestación de aproximadamente 0,5% a 0,8% al año. La discrepancia entre la estimación baja y el alta se debe esencialmente a diferencias sobre el porcentaje de la superficie afectada por incendios forestales que se considera que termina por ser desforestada.

Según estimaciones de la SARH (1992) la pérdida de vegetación semiárida es de aproximadamente 50 mil hectáreas por año. Al igual que para el caso de las selvas bajas existe una incertidumbre grande en esta cifra.

La deforestación total en el país se ubicaría entonces entre 370 y 720 mil hectáreas al año. Con base en los estudios de caso disponibles y evidencia indirecta muy probablemente la tasa de deforestación real se ubica próxima al valor alto.