El éxito es una elección que tomamos

Mientras nuestras metas permanezcan encerradas dentro de nuestra cabeza, corremos el riesgo de que solo sean sueños. El éxito es una elección que tomamos. La elección a la que nos enfrentamos es saber qué queremos ser, hacer y tener. Tenemos que tomar algunas decisiones sobre cómo vamos a pasar el tiempo y a qué vamos a dedicar nuestra energía, para no acabar contestando preguntas sobre lo que más lamentamos en nuestra vida.
Imaginémonos que nuestra meta sea la de perder peso. Para que este objetivo no sea demasiado vago necesitamos recurrir al método SMARTS, que concreta nuestras metas haciéndolas:

• Específicas (Specific, en inglés). Define exactamente qué queremos lograr y centrarnos en una única cosa. Por ejemplo: «Quiero haber perdido doce kilos para marzo del año… «.

• Medibles (Measurable). Debemos pensar en todas las maneras en que podemos medir nuestro progreso para poder decir si lo logramos o no. Utilizar porcentajes, costes, calidad, números… Por ejemplo, dar la medida exacta del peso que queremos perder (doce kilos) y fijar una medida de tiempo (marzo del año que viene), hace que nuestra meta sea medible.

• Alcanzable y realista (Achievable and Realistic). Pensemos en algo que esté a nuestro alcance, pero que nos exija esforzarnos para conseguirlo. Por ejemplo: nos toca a nosotros decidir si doce kilos es una pérdida de peso realista o nos estamos autoengañando, ya que lo que puede parecernos alcanzable y realista, quizá no lo sea para otra persona.

• Con límite de tiempo (Timed): debemos fijar una fecha para la cual debemos haber alcanzado nuestra meta. No debe ser ni demasiado lejana ni demasiado cercana en el tiempo, para que no perdamos la motivación. Por ejemplo: seis meses de ahora en adelante. No está tan alejado en el futuro que no podamos imaginarlo, pero tampoco está tan cerca que resulte poco realista.

• Paso (Step). Por último es el paso que tenemos que dar para demostrarnos a nosotros mismos que hemos alcanzado nuestra meta. Si la meta es, pongamos por ejemplo, comprarnos una casa, el paso sería el momento en que metemos la llave en la cerradura, o cuando vemos que se llevan el letrero de «enventa».

Si nos tomamos el tiempo de pensar cuál es nuestra meta SMARTS y la anotamos, el 80 % de cómo lo logramos se hará solo. Esto se debe a que nuestro RAS (reticular activating system, sistema de activación reticular, en inglés) hace que nuestro cerebro seleccione la información relevante en cada momento dado. Lo mismo sucede cuando nos fijamos una meta que de verdad queremos alcanzar. De súbito, se nos presentarán todo tipo de coincidencias y oportunidades, que nos ayudarán y nos apoyarán para que alcancemos nuestro objetivo.

Fuente: Pensamiento líquido por Damian Hughes