Tener hambre de éxito

El éxito significa algo diferente para cada uno de nosotros, pero existen algunas definiciones básicas:

El éxito es un viaje, no un destino. Ir en pos de nuestro objetivo debería ser un placer, no una labor ni una tarea pesada, y no debería limitarse a que lleguemos a un lugar concreto. Deberíamos disfrutar del proceso de llegar hasta allí.

El éxito es una meta que vale la pena. Lo que definimos como éxito debe ser una meta de la que estemos enamorados y que disfrutemos tratando de alcanzar. No hay que preguntarse si somos capaces o dignos de ella, sino si es una meta digna de nosotros y de nuestros esfuerzos.

El éxito es una elección y una decisión sobre lo que queremos ser, hacer y tener. Según la cantante y compositora Joan Báez, no decidimos cómo vamos a morir, ni cuándo; solo podemos decidir cómo vamos a vivir ahora mismo. Podemos elegir si vamos a dar lo mejor de nosotros mismos o no.

Un sociólogo estadounidense, el doctor Anthony Campolo, llevó a cabo una investigación en la cual hizo a un grupo de personas ancianas, todas de 95 años o más, la siguiente pregunta: «Si volvieran a vivir su vida de nuevo, ¿qué harían de una manera diferente esa próxima vez?«.

Las tres respuestas más frecuentes que dieron fueron las siguientes:

  1. Tener menos que lamentar. Esto guardaba más relación con lo que esas personas no habían hecho que con lo que sí habían hecho en la vida.
  2. Tomarse más tiempo para reflexionar. Algunas personas sentían que solo se dejaban llevar por los demás y pasaban poco tiempo, o ninguno, pensando en lo que de verdad querían en la vida.
  3. Dejar un legado. Esas personas querían sentir que su vida había contado para algo y que, de alguna manera, los recordarían cuando se hubieran ido.