Estructura organizacional vista desde fuera

La estructura de una empresa se deriva de la cohesión entre su visión, las áreas de producción, operaciones y tecnología y el personal. Las decisiones relativas a la estructura son, por lo tanto, de gran trascendencia. En ausencia de la disciplina y protocolos adecuados, la organización sufrirá de ineficiencia.

Aunque todas las organizaciones son diferentes entre sí y no existe una estructura ideal, cualquiera que intente aproximarse a ella debe cumplir con las siguientes condiciones: implicar al personal adecuado o al más familiarizado con el trabajo en todos los niveles; analizar la estructura organizacional con los ojos de la competencia; alcanzar el consenso sobre las características que deben distinguir a la organización (orientada hacia el cliente, funcional, ágil, etc.); recordar que existe una gran variedad de modalidades para contratar personal (empleados a tiempo completo, parcial, consultores a demanda, subcontratas, proveedores de servicios personales, etc.).

Cuando uno de los mayores fabricantes estadounidenses de electrodomésticos decidió reformar su estructura operativa general, responsable de cada vez mayores pérdidas, su director general formó un comité de seis personas, expertas tanto en la gestión de empresas a nivel internacional como funcional, y les encargó la tarea de investigar, analizar y recomendar un nuevo plan operativo. La primera incluía las visitas a varias instalaciones de la compañía en distintos países del mundo para obtener una idea más concreta sobre sus activos y limitaciones. La segunda era mucho más importante y supuso una ronda por las mejores empresas del mundo, aquellas conocidas por su excelencia operativa, en un intento de sintetizar las mejores prácticas y su posible utilización competitiva.

Finalmente, los hallazgos “exteriores” del comité llevaron a una reestructuración completa de la empresa en forma de consolidación de las líneas de producto mundiales, aprovechamiento de las sinergias operativas y de distribución entre divisiones, grupos, regiones y países, el establecimiento de colaboraciones estratégicas, la externalización de las competencias que no se consideraban fundamentales, la eliminación de la redundancia operativa, la expansión del control y la centralización e intercambio de recursos y servicios comunes.

Fuente: Libro “La verdad sobre la gestión del cambio” por William S. Kane