Escuchar con nuestros ojos

Según el libro de Albert Mehrabian, Silent Messages, la comunicación humana se desarrolla en tres ámbitos:

Ámbito verbal. Contrariamente a lo que nos sugiere nuestra intuición, las palabras no son el elemento más importante a la hora de transmitir nuestro punto de vista. Según han demostrado numerosas investigaciones, sólo una pequeña parte de nuestras palabras alcanzan su meta. Un pequeño test nos puede ayudar a entender que esto es así: si pensamos en el último debate político que hayamos visto en televisión, comprobaremos que solo permanecen en nuestra memoria dos o tres titulares.

Ámbito vocal. Además de las palabras, el tono de voz es decisivo en la transmisión del mensaje. Así, por ejemplo, un sarcasmo o un tono brusco y despectivo, una voz levantada o amable están directamente relacionados con la interpretación que el receptor tiene de nuestro mensaje.

Ámbito no verbal. Nuestros indicadores no verbales paradójicamente son los que tienen mayor importancia en el ámbito de la comunicación. El lenguaje corporal, la postura, la “presencia”, los gestos, las expresiones faciales y el contacto con la mirada comunican la mayor parte de lo que intentamos decir. Dónde apunta nuestro dedo, el movimiento de la cabeza o nuestro puñetazo en la mesa dan una señal no verbal clara al público, sobre nuestro énfasis o acuerdo, en casi ocho veces más que nuestras palabras.

Fuente: Libro “La verdad sobre la gestión del cambio” por William S. Kane