Elemento diferencial que introduce la ejecución

Los líderes auténticos poseen un instinto especial para la ejecución: saben que un plan carece de importancia hasta que no se realiza. Sin embargo, dicho instinto no es lo prioritario a la hora de seleccionar, formar y desarrollar futuros líderes. Son muchos los ejecutivos que alcanzan una posición elevada de liderazgo sólo gracias a su categoría de “pensadores de alto nivel”, capaces de comprender estrategias y explicarlas, pero se muestran poco interesados en los aspectos prácticos de su ejecución.

Es fácil evaluar la inteligencia de un candidato a líder en el momento de su selección, pero más difícil es hacer otro tanto con su capacidad de ejecución, ya que el rendimiento es a menudo el resultado del trabajo de muchas personas. La inteligencia y la capacidad de articular conceptos no son la garantía de saber ponerlos en la práctica. No es raro encontrarse con líderes que ignoran cómo convertir sus visiones particulares en tareas específicas debido a que sus ideas son demasiado genéricas. En consecuencia, no llevan el seguimiento ni consiguen que las tareas se pongan en práctica, sienten aversión hacia los detalles, sus pensamientos no terminan de cristalizar y no llegan a anticipar los obstáculos.

La excesiva preocupación por los resultados impide a menudo detectar los obstáculos existentes en el nivel de la producción y de los objetivos de expansión, y aunque útiles para elevar el rendimiento del personal, son inservibles si no son realistas. La eficacia en la ejecución se consigue implicando a todo el personal responsable de los resultados en el trazado de un plan estratégico.

Así, los objetivos derivados de dicho plan estarían basados en la capacidad de la organización para obtener los resultados esperados y la capacidad, a su vez, dependería de colocar con acierto a las personas que saben ejecutar en los puestos clave de la organización. Saber ejecutar implicaría conocer la demanda a tiempo, las rotaciones de inventario y los objetivos de costo y calidad. El plan tendría sus plazos y su cumplimiento debería ser estricto. Por último, existiría un plan de contingencia para el caso de que surgieran imprevistos.

Fuente: Libro La clave de los negocios está en la ejecución por Ram Charan y Larry Bossidy