Pensar diferente

Si creemos en el poder de la simplicidad, por definición, ya pensamos diferente. La simplicidad puede ser una de las armas más poderosas de la tierra, pero es un arma que muy pocos tienen. Desde el punto de vista de una empresa esto es una ventaja. La simplicidad, al ser un bien tan escaso, tiene mucho más valor. Las compañías que aprovechan su poder pueden destacar entre sus competidores. Los individuos que la dominan se convierten en activos mucho más valiosos para sus organizaciones.

Antes de empezar a practicar el arte de la simplicidad, tenemos que tener en cuenta que una idea simple no tiene por qué ser necesariamente una idea mejor. La propia Apple, a pesar de haber demostrado ser un bastión de cerebro y sentido común, ha cometido algunos errores históricos, como el ratón redondo hockey puck que no hacía ruido y cuyos usuarios no sabían hacia dónde apuntaba; o el Power Mac G4 Cube, una maravilla de diseño pero demasiado caro para resultar asequible a todos los consumidores.

Steve Jobs, precisamente porque sabía que una compañía experimenta éxitos y fracasos a lo largo de su trayectoria, creía firmemente en el concepto de banco de la marca o brand bank. Creía que la marca de una compañía funcionaba como una cuenta bancaria. Cuando la empresa hace cosas buenas, como lanzar un producto exitoso o una campaña magnífica, ingresa en el banco de la marca. Cuando la empresa tiene algún contratiempo, como un ratón desastroso o un ordenador excesivamente caro, retira de la cuenta. Cuando en el banco se ingresa mucho más de lo que se retira, los consumidores están más dispuestos a soportar las épocas difíciles. Es fundamental tener un saldo positivo en el banco de la marca y esto es algo que Apple ha conseguido con creces en los últimos diez años.

Su éxito se debe al hecho de haber abrazado un concepto que tiene un poder muy básico y que se puede aplicar con éxito a todas las disciplinas de la compañía: la simplicidad. La simplicidad puede adoptar varias formas. Puede ser una idea o un producto terminado.

Por eso la simplicidad es más un concepto que otra cosa. Pero el auténtico potencial de la simplicidad se aprecia cuando, como en el caso de Apple, se convierte en una obsesión de toda la compañía.

Fuente: Libro Increíblemente simple por Ken Segall