Simplicidad es singularidad

Los seres humanos están programados para identificar productos con palabras sencillas. La gente dice «lo buscare en mi iPhone», y no «lo buscaré en mi iPhone de Apple».

Esto es así no solo porque el iPhone ha alcanzado un estatus de marca muy importante, sino también porque Apple ha mantenido el tamaño de su cartera de productos reducido y manejable, y porque busca buenos nombres para sus productos. Desde 2007, cada año sale un nuevo modelo de iPhone y, sin embargo, todos se llaman igual. Se han introducido ciertas modificaciones para distinguir los modelos (3g, 4, 4S, etc.), pero solo se hace referencia a ellas cuando es estrictamente necesario. A diferencia de los distintos modelos de iPhone, que tienen un uso similar, los distintos modelos de iPod tienen usos diferentes. Simplemente touch, nano y shuffle. Estos nombres han pasado a formar parte del vocabulario de los consumidores.

Por el contrario, los nombres de muchos de los teléfonos de los competidores de Apple son difíciles de recordar porque hay docenas de ellos y porque, además, no tienen nada que ver ni con la marca ni con las funciones del teléfono.

La gente suele utilizar un solo nombre para referirse a su teléfono, no habla de «mi HTC Thundebolt» o de «mi Motorola Citrus».

Apple no quiere que sus nombres sean simples para favorecer su marca, sino para no confundir a la gente. Y para eso no hay nada mejor que la simplicidad.

Fuente: Libro Increíblemente simple por Ken Segall