Infundir confianza

Todos necesitamos la confianza de que nuestras inversiones de dinero, tiempo y esfuerzos obtendrán unos resultados positivos. Infundir esta confianza es la tarea de los líderes, sean entrenadores, directores de empresa o presidentes. El liderazgo no depende del líder, sino de la capacidad de generar certeza en los demás. Esta capacidad, a su vez, es producto de la confianza que el líder siente en sí mismo y que le sirve para perseverar en la resolución de las dificultades.

Sin embargo, aún es más importante la confianza que el líder deposita en los demás. Confiar sólo en uno mismo y desconfiar del resto afecta negativamente al nivel de seguridad general que se vive en una organización. Lo inverso es también cierto: un líder que confía en los demás hace que ese crédito se contagie y se extienda a todos los niveles de la organización, y con él, la cultura del éxito, la responsabilidad individual, la autonomía y la productividad.

El florecimiento de esta cultura está garantizado si los líderes delegan y fomentan el liderazgo en sus subordinados, afianzando las tres piedras angulares de la confianza: reforzar el sentido de la responsabilidad, cultivar la colaboración y fomentar la iniciativa. En la práctica todo esto se traduce en el fomento del diálogo abierto, de una comunicación inequívoca sobre las expectativas y de una garantía de información transparente y accesible.

La confianza se aviva cuando las personas se sienten vinculadas entre sí y están dispuestas a comprometerse unas con otras. Las medidas para el fomento de la colaboración que los líderes deben incluir en su agenda son la comunicación interdepartamental, el fomento del respeto y la inclusión y la definición de objetivos comunes. Fuente: Libro la Confianza por Rossabeth Moss Kanter