Reglas básicas del reportero en la entrevista

Es importante asegurarse de que el informante sepa esto, sobre todo cuando el reportero entrevista a una persona ordinaria que no está acostumbrada a ser citada en los periódicos o en los medios electrónicos.

Si la información es extraoficial (“off the record”), el reportero y su informante deben decidir de antemano, por mutuo acuerdo, cuál es la información que podrá ser publicada.

Por ejemplo, el periódico The New York Times estipula: “El uso de informantes no identificados se reservará para las situaciones en las que el periódico no pueda publicar en otras condiciones una información que considera fiable y valiosa como noticia.

Sin embargo, en ciertas ocasiones el reportero tiene que obtener la información en segundo plano porque es la única forma en que el informante accede a hablar.

Cuando éste teme por su seguridad si otros se enteran de que ha hablado con un reportero, es posible que sólo acepte dar información en segundo plano. He aquí algunos lineamientos para decidir si conviene aceptar y usar información en esas condiciones:

– Cuando la historia es de interés primordial para el público.
– Cuando el informante está en una posición que le permite saber la verdad.
– Cuando el informante está en una posición que le permite saber la verdad.
– Cuando usted está dispuesto a explicar (en su historia) por qué no es posible mencionar el nombre de su informante.

En algunas capitales, los funcionarios del gobierno hablan con reporteros en segundo plano y hasta en “deep background” (último plano), lo cual significa que la información puede ser usada, pero no repetida en forma textual y que el informante no debe ser identificado.

Lo único que el reportero puede escribir en esos casos es que se sabe que los funcionarios creen tal o cual cosa. La información que se ofrece en forma “extraoficial” no puede usarse en absoluto, por lo cual la mayoría de los reporteros se oponen a llegar a ese acuerdo, a menos que el informante sea tan importante para la historia que no tengan más remedio que acceder.

La información extraoficial no puede ser comunicada ni siquiera a otro informante, pero a veces esos datos le sugieren al reportero alguna historia que puede valer la pena.

A veces los informantes tratan de cambiar las reglas sobre la marcha, diciéndole al reportero algo importante y aclarando luego: “Pero usted no puede utilizar lo que le he dicho, por supuesto”.

Si el periodista no está dispuesto a arriesgarse a ir a la cárcel para proteger al informante, su obligación es decírselo a éste.

Algunos reporteros son muy hábiles para lograr que la información extraoficial se vuelva oficial. Cuando el informante accede a hacerlo, él vuelve a repasar sus notas, lee otras citas y logra que también sean aprobadas para utilizarse.

Fuente: Manual de periodismo independiente de Deborah Potter