Más allá de la escuela primaria: educación de la primera infancia y aprendizaje de adultos

La mayoría de las indicaciones procedentes de los países mencionados precedentemente se centran en el sistema escolar. Se hace menos hincapié en los aspectos cualitativos de otros dos objetivos de la EPT: la Atención y Educación de la Primera Infancia (AEPI); y la alfabetización y adquisición de competencias necesarias para la vida cotidiana. ¿Qué se puede decir de la calidad de estos programas educativos? ¿Se pueden mejorar con un costo asequible?

Aunque los programas de AEPI sean difícilmente comparables, los trabajos de investigación indican que el nivel de instrucción del docente, las actividades en grupos pequeños y la disponibilidad de equipamiento y material desempeñan un papel positivo.

La dispensa de atención a los niños en edad preescolar va asociada a un mejor desarrollo cognitivo y social. Aunque la mayoría de los casos de éxitos cosechados en la educación preescolar correspondan a países de ingresos elevados o medianos, en dos países pobres, India y Nepal, se da la circunstancia excepcional de que existen programas poco onerosos que tienen repercusiones positivas,
relativamente importantes, tanto en los niños como en sus familias.

En los países donde el problema principal estriba en la universalización de la enseñanza primaria, las medidas poco costosas de esta índole constituyen una solución atractiva.

En los últimos cuarenta años, los programas de alfabetización han ido evolucionando de un “modelo único” hacia el enfoque de “alfabetización funcional” preconizado por la UNESCO en los años sesenta para promover programas adaptados a grupos profesionales específicos.

Los planteamientos posteriores se han basado en ese enfoque, integrando contenidos relacionados con la salud, el medio ambiente, la nutrición, la higiene y la atención sanitaria.

Las competencias de los alfabetizadores, sus aptitudes para relacionarse con los educandos y sus conocimientos del tema son los factores que mejores resultados dan.

En muchas culturas, los educandos adultos aprenden mejor con instructores de su mismo sexo. Entre las características de los programas de calidad figuran: la brevedad y recurrencia de las sesiones, la enseñanza en lengua materna, la realización de evaluaciones periódicas y la certificación.

Según los datos disponibles, en los programas de alfabetización bien organizados el 80% de los participantes inscritos acuden a los cursos hasta el final. Con unas 400 horas de aprendizaje estructurado se puede lograr que adultos nunca escolarizados y completamente analfabetos lleguen a dominar las competencias básicas. Fuente: Libro de Educación para todos “El imperativo de la calidad” de la UNESCO.