Infancia y familia

La familia ocupa un lugar central en el modo que se construyen las relaciones entre los niños y la sociedad, y fue concebida tradicionalmente como la agencia socializadora primaria donde se construyen culturalmente las identidades de los sujetos.

En el ámbito de las relaciones sociales cotidianas se observa la concepción del niño como sujeto de derecho que viene a sustituir la del niño objeto de protección del Estado.

Esta valoración también supone un cambio cultural que legitime una nueva orientación social donde los niños y adolescentes sean considerados sujetos activos de su proceso de desarrollo personal y agentes relevantes de la sociedad.

En esta refundación, el niño es un sujeto de derecho al que hay que escuchar, respetar y aprender de él; en lugar de excluirlo o decidir arbitrariamente sobre su persona (obj eto de derecho).

El niño y el adolescente ya no deben sertratados como objetos pasivos de intervención en la familia, la sociedad y el Estado sino que tienen derecho al respeto, la dignidad y la libertad. Deben ser considerados prioridad absoluta, ser los primeros en recibir atención, protección y socorro ante cualquier circunstancia y destinatarios en la formulación de las políticas sociales.

En base a estos cambios, el niño dejó de considerarse como un pequeño adulto y pasó a ser un sujeto con atributos propios y característicos (susceptibilidad, vulnerabilidad), por lo cual es necesario asegurarle un período de formación afectuosa, protegida y prolongada.

Uno de los derechos primordiales que poseen los niños y adolescentes es el derecho a la educación. Deben recibir una doble educación: la primera, aquella que transcurre en el ámbito familiar (la cual es de suma importancia); la segunda, como resultado de un trabajo pedagógico racional.

Lo que se acentúa como importante de la educación es no sólo poder adquirir huellas duraderas (como aprender a leer y escribir), sino también el desarrollo de valores, actitudes y esquemas de comportamiento que estructuren las prácticas futuras (como sujeto con derechos a tener derechos).

Vinculado a este enfoque de derecho cobra significado el concepto de familia. Uno de los derechos esenciales del niño o adolescente es el de vivir en familia, considerada “como grupo fundamental de la sociedad y medio natural para el crecimiento y el bienestar de todos sus miembros, y en particular de los niños, debe recibir la protección y asistencia necesaria para poder asumir plenamente sus responsabilidades dentro de la comunidad. Se reconoce que el niño, para el pleno desarrollo de su personalidad,debe crecer en el seno de la familia, en un ambiente de felicidad, amor y comprensión

La familia se presenta como refugio frente a las tensiones, frustración y alienación provocada por el sistema socioeconómico, ejerciendo una misión compensadora.

A pesar de los numerosos debates intelectuales sobre la definición de la infancia, y las diferencias culturales sobre lo que debería ofrecerse a los niños (y que esperar de ellos), existe un amplio consenso que la infancia implica un espacio delimitado y seguro, separado de la edad adulta, donde los niños y niñas pueden crecer, jugar y desarrollarse.

Es una época valiosa en la que los niños y niñas deben vivir sin miedo, seguros frente a la violencia, protegidos contra los malos tratos y la explotación. Como tal, la infancia significa mucho más que el tiempo que transcurre entre el nacimiento y la edad adulta. Se refiere al estado y la condición de la vida de un niño, a la calidad de esos años.

Sandra Carli define al término infancia “ …como una categoría que es construida a partir de aportes diversos (funcionalismo, psicoanálisis,pedagogía, etc.), como una categoría histórica que es indicativa de transformaciones a los largo del tiempo, que remite a un objeto complejo con enunciados de distinto tipo (políticos, económicos, educacionales, etc.) y que se fue configurando en el interior de las luchas de sectores socio–políticos y educativos por imponer sus discursos sobre la infancia” .

Cada tiempo histórico influye en la infancia y de esta manera se la puede entender como una construcción histórica, social y cultural. Es decir, como resultado de un conjunto de ideas, valores y maneras de actuar propias de una sociedad en un momento determinado.

La realidad demanda la construcción de una nueva visión del niño como sujeto en crecimiento y en constitución. “La constitución de la niñez como sujet o sólo puede analizarse en la tensión estrecha que se produce entre la intervención adulta y la experiencia del niño, entre lo que se ha denominado la construcción social de la infancia y la historia irrepetible de cada niño, entre las regularidades que marcan el horizonte común que una sociedad construye para la generación infantil en una época y las trayectorias individuales” .

Pensar la infancia implica ir más allá de las cuestiones biológicas. Requiere comprender de qué manera la escuela, la familia, los medios de comunicación, las condiciones históricas, económicas, socioculturales y políticas impactaron e impactan en la manera de concebir y actuar frente a la niñez.

En la actualidad, el empobrecimiento de la población, las transformaciones laborales, la inseguridad social, los avances comunicacionales y tecnológicos, el trabaj o infantil y el cambio de los valores en la sociedad han modificado las fronteras entre la infancia y la vida adulta; viéndose alterada la relación asimétrica niño-adulto, equiparándose la condición de vulnerabilidad de los mismos con las responsabilidades de los adultos.

La infancia constituye un asunto privado y público. Todos somos responsables, individual y socialmente, y se debe asumir una posición comprometida para actuar en consecuencia superando la neutralidad. Fuente: Libro de grandes temas para los más pequeños de la OMEP