¿Qué hacer desde la intervención docente para fomentar un ambiente afectivo considerando sus diversos rasgos?

Algunas sugerencias son las siguientes, procurando que el docente no pierda de vista las características de los alumnos del grado que atiende.

Planificar el tipo de preguntas que ayuden al niño, por ejemplo en el caso de la expresión de sus emociones: ¿qué sientes? ¿Cómo te sientes? ¿qué te sucedió para que te sintieras así? ¿Qué hicieron los otros al verte así? ¿Qué te gustaría que hubieran hecho por ti? ¿por qué? ¿Cuándo ves a un amigo triste, enojado… qué haces? ¿Qué puedes hacer por él?

Establecer y mantener límites claros para la conducta de los alumnos: de esta forma, enseñarles a trabajar con otros, impedir que se lastimen y lastimen a los demás. La intervención debe mediar en los conflictos abordándolos con la negociación escuchando a las partes implicadas e involucrándolos en alternativas de resolución.

Hacer partícipes a los niños de las propias reglas, para que sean razonables y justas y de su comprensión; que se apropien de ellas e incluso, a ciertos niños se les puede otorgar el rol de mediadores.

Organizar el aula adecuadamente contribuye a establecer límites claros a las conductas de los niños: un espacio grande puede “invitar a correr”, habrá entonces que dividir con mamparas u otro tipo de muebles; sin perder de vista que un espacio reducido puede ocasionar tropiezos o algún otro problema. Habrá entonces que planear cómo distribuir el material y mobiliario y organizar las acciones con los alumnos.

Un espacio con arreglo, orden, limpio y atractivo, ayuda al niño a tranquilizarlo, sentirse a gusto y a utilizarlo adecuadamente. Es necesario reorganizar el espacio de vez en cuando, ajustándolo a las diferencias de los niños: dependiendo del cambio de grado que se atienda y contar con una planificación específica. Contemplar desde la planificación las transiciones entre una actividad y otra, y plantearlo en forma clara a los niños para que ellos continúen de manera independiente, ya sin la ayuda del adulto.

“Cuando los maestros planean transiciones suaves entre rutinas, eliminan la necesidad de la disciplina. No se pide a los niños que esperen hasta que la leche se entregue en el salón, que esperen al maestro de música o que esperen en sus asientos hasta que todos estén listos. Más bien, se planean transiciones suaves que ocupan a los niños en alguna actividad”.

Que se respeten los sencillos antes de que se puede atraer sin deseada “no tienes acercarse y detener, sin agredir o interponerse al llegar a la escuela rechazo hacia alguno ambas partes: cómo grupo qué hacer para a cada niño a ser cumpleaños, llamar entre otras. asegurarse de que para hacer amigos e adecuadas para socialmente competentes; los primeros pueden observar e imitar aquello que le funciona a los segundos. Organizar juegos donde se incluya a niños que se aíslan que muestran timidez con los que se desenvuelven en forma contraria. La asignación de tareas especiales a aquéllos con dificultad para hacer amigos, que elijan dos o tres niños para que le ayuden.

Participación y cooperación. La base la constituye la aceptación y amistades con que cuenten los niños; esto es importante para que desarrollen la responsabilidad en sí mismos y en otros. Esto no es sencillo, pues aún son egocéntricos, es decir su pensamiento está centrado en sí mismo.

Por ello, es fundamental propiciar un ambiente democrático, en donde el niño tenga la oportunidad de participar en tareas comunes, cooperar, opinar y asumir responsabilidades: organizar áreas de juego, usar y cuidar un material, acordar reglas de un juego, practicar el voto (libros a leer, material a emplear), cuidar plantas, compartir la responsabilidad de una tarea.

Realizar algunos ejercicios que ayuden al docente a desarrollar su empatía frente a sus alumnos:

1. Recuerde sus sentimientos cuando era niño y acudía a la escuela.

2. Ayúdese con preguntas como: ¿Qué había hecho y cómo reaccionaron mis maestros? — ¿Actuaron de formas que me permitieron aprender? ¿Me sentí avergonzado y ridiculizado?

3. Relacione sus sentimientos con las formas en que orientará las conductas de los niños.

4. Analice sus sentimientos con otros colegas.

Fuente: Guía para la Educadora Preescolar SEP