Uso de la gammagrafía

Generalidades

La gammagrafía es una prueba diagnóstica que se basa en la imagen que producen las radiaciones generadas tras la inyección o inhalación en el organismo de sustancias que contienen isótopos radiactivos. La emisión radiactiva es captada por un aparato detector llamado gammacámara el cual procesa los datos recibidos que posteriormente y mediante tratamiento informático servirán para formar una imagen tridimensional.

La captación diferencial de dichas sustancias por las distintas células o tejidos permite distinguir zonas de diferente perfusíón o captación. Las bases del estudio gammagráfico radican en la utilización de radiotrazadores (o radiofármacos) y el posterior registro de la distribución de éstos en el organismo mediante sistemas de detección.

Los radiotrazadores poseen una doble naturaleza; por una parte la molécula posee características que hacen que se distribuya por el organismo de forma específica, pero son los isótopos radiactivos emisores gamma que llevan artificialmente incorporados, los que permiten su detección, y por tanto la puesta en evidencia del resultado de los procesos que hacen que esta sustancia se deposite en distintas localizaciones.

Dado que se inyecta una mínima cantidad de trazador al paciente las gammagrafías son imágenes de muy baja resolución por lo que la información anatómica que proporcionan no suele ser muy buena sin embargo son excelentes para obtener imágenes de tipo funcional. Se puede, por ejemplo, marcar un tipo de moléculas o células determinadas y mirar como se distribuyen por el cuerpo para observar si el funcionamiento del metabolismo es correcto.

Por lo ya comentado, la gammagrafía resulta hoy en día imprescindible en los estudios funcionales de determinados procesos fisiológicos (normales) y patológicos, como:

Exploración de la función tiroidea y, dentro de esta, la valoración de los nódulos sólidos (para el estudio de los quistes se emplean la ecografía y la punción con aguja fina).

En la valoración de procesos óseos metabólicamente activos, como la Enfermedad de Paget o la Espóndiloartrosis Anquilopoyética en sus fases iniciales, en las que tiene más sensibilidad que la radiografía convencional.

En cardiología, en la valoración de la extensión de los infartos, en caso de que esta información sea necesaria.

En la demostración de metástasis de tumores sólidos, como el cáncer de mama, en las que proporciona una información global y precóz.

– En estudios funcionales renales y hepáticos.
– Pacientes con masas en el cuello
– Pacientes con nódulos tiroideos fríos ( no recogen marcador)
– Pacientes con nódulos tiroideos calientes ( si recogen marcador)
– Pacientes con hipertirodismo, discriminando una hipertrofia difusa de la glándula (Enfermedad de Graves), de una nodular (E. de Plummer)
– Metástasis de cáncer, si la gammagrafía es normal se descarta un tumor tiroideo primario.
– Pacientes con carcinoma de tiroides, que producen metástasis.

Fuente: Wikipedia.org/salud.com/tuotromedico.com