Dios y sus atributos principales

Dios se le puede concebir como trascendente (por encima del mundo), haciendo hincapié en su ‘calidad de otro’, su independencia absoluta y su poder sobre el universo; o como inmanente(habitando en el Universo), resaltando su presencia y participación dentro del proceso del mundo.

Ha sido pensado como personal, por analogía con los individuos humanos, pero diversos teólogos, por otra parte, han sostenido que el concepto de personalidad es inadecuada para Dios y que debe ser concebido como impersonal o suprapersonal. En las religiones monoteístas, Dios es venerado como lo Uno, la unidad suprema que abarca o ha creado todas las cosas; pero el politeísmo, la creencia en muchos dioses, también ha permanecido enriqueciéndose a través de la historia.

Estos contrastes son combinados en ocasiones mediante procedimientos dialécticos. Así, mientras el teísmo hace señalamientos especiales en la trascendencia divina y el panteísmo identifica a Dios con el orden del mundo, en el panteísmo Dios es entendido tanto desde una perspectiva trascendente como inmanente. La doctrina cristiana de la Trinidad y doctrinas similares de otras religiones admiten la unidad y la diversidad interna de Dios. Concretamente, el cristianismo es una modalidad de monoteísmo en que la unidad completa de Dios ha sido modificada.

También se ha estudiado que Dios tiene aspectos personales e impersonales, o también que sólo él es auténticamente personal y que en el ámbito de la finitud hay sólo una aproximación imperfecta al ser personal. Estos intentos, para unir de manera dialéctica en Dios características opuestas en apariencia, son comunes en escritores religiosos y místicos, y se proponen hacer justicia a la variedad y complejidad de la vivencia religiosa.

El filósofo alemán del siglo XV Nicolás de Cusa, por ejemplo, creyendo que Dios sólo puede ser aprehendido a través de la intuición mística, acentuó la «coincidencia de opuestos» en Dios; el filósofo danés del siglo XIX Søren Kierkegaard insistía en la naturaleza paradójica de la fe religiosa. Estas formulaciones sugieren que la lógica del discurso sobre Dios es diferente por sí misma a la lógica que se aplica a las diferentes entidades finitas.