Soya un sustituto de la carne

La base de una buena alimentación es la dieta balanceada. Desafortunadamente, para un gran número de personas no es posible lleva r tal dieta con todos sus requisitos, debido a que algunos de los alimentos que la componen no están al alcance de las familias de bajos ingresos económicos.

Hasta no hace mucho tiempo se creía que solamente proteínas de origen animal eran completas. Esto es, contenían los aminoácidos esenciales, o sea, los que el organismo del hombre no puede formar a partir de otros elementos ingeridos. Sin embargo, en la actualidad se sabe que existen muchas proteínas de origen vegetal que son tan buenas, y aun mejores, que las obtenidas a partir de los productos animales.

Entre ellas se encuentra, en primer lugar, el fríjol de soya. La proteína que contiene este grano es entera e incluye todos los aminoácidos esenciales para la nutrición.

Un kilo de harina de soya contiene tanta proteína como las que se encuentran en:

  • 3.270 kg de carne limpia.
  • 6 docenas de huevos.
  • 15 litros de leche.
  • 2 Kg. de queso.
    Por tanto, contiene de 34 a 36% más de proteínas que cualquier otro alimento de origen animal.

La soya es uno de los granos sagrados para los chinos. A su vez, los japoneses la llaman «la carne de los campos» y la administran a los enfermos del corazón, a los que tienen diabetes o trastornos del sistema circulatorio.

Una característica agrícola de la soya es la de poseer una cualidad simbiótica que forma nódulos en la tierra. Esta maravillosa propiedad vuelve a la tierra más fértil y productiva.

Por su alto contenido de vitaminas, a la soya se le ha llamado «el alimento polivitamínico»; además, contiene todas las proteínas conocidas, los aminoácidos, minerales, calcio y hierro que el ser humano necesita para las siguientes funciones:

  • Desarrollo o crecimiento del organismo.
  • Reparación de los tejidos.
  • Elaboración de las secreciones digestivas necesarias para asimilar los nutrimentos.
    Producción de las hormonas, que son las reguladoras de las funciones vitales del cuerpo.
  • Mantenimiento de las defensas del organismo.

Además, la soya tiene muchas aplicaciones terapéuticas como preventivo de algunas enfermedades: aumenta la gammaglobulina en la sangre, ayuda a proporcionar inmunidad contra la neumonía, laringitis, inflamación en los pulmones, etc., asimila las vitaminas A y E, las cuales ayudan a prevenir la acumulación de grasas en el hígado y contiene lecitina, útil en la rehabilitación de las células cerebrales.

Por todo esto, para aquellas personas que deseen eliminar la carne de su alimentación o que debido a su precio requieren sustituirla, el fríjol de soya, los granos y las semillas son la respuesta correcta para una dieta benéfica y de bajo costo.

La semilla de soya (Glycine max) probablemente sea originaria del Lejano Oriente. En la actualidad es un cultivo muy importante en China, Japón, Corea y Malasia. Durante los últimos 50 años la producción ha aumentado considerablemente, sobre todo en Estados Unidos de América, que es el mayor productor.

La soya es una planta subtropical, bastante susceptible a las heladas y que requiere veranos cálidos; es parecida a un arbusto, con una altura de 0.75 a 1.50 m; con hojas y vainas vellosas. Cada vaina contiene de dos a cuatro semillas que pueden ser verdes, pardas o negras.

Las semillas poseen aproximadamente 10 % de humedad, son ricas en proteínas y aceite, con un contenido de 35 y 20%, respectivamente; el contenido de fibra es de 5 %, al igual que el de cenizas, y no poseen almidón.

La digestibilidad del nitrógeno es de 0.91; el contenido de calcio es relativamente alto; 0.25% y el de tiamina de 12 microgramos. Sin embargo, ésta se pierde al calentarla.
El fríjol de soya ocasiona menos flatulencia (producción de gases en el estómago o en intestino) que otras leguminosas.