Nominalismo

Del latín, nominalis, ‘de o perteneciente a los nombres’, en la filosofía escolástica medieval, doctrina según la cual las abstracciones, conocidas como universales, carecen de una realidad esencial o sustantiva, pues tan sólo los objetos individuales tienen una existencia real.

Estos universales (como animal, nación, belleza y círculo) eran considerados sólo nombres, de ahí el término nominalismo. La doctrina nominalista se opone a la teoría filosófica definida como realismo extremo, según la cual los conceptos universales tienen una existencia real e independiente anterior a, y aparte de, los objetos particulares.

El nominalismo evolucionó a partir de la tesis de Aristóteles de que toda realidad consiste en materias individuales; la teoría extrema del realismo fue enunciada por primera vez por Platón en su doctrina de las ideas universales arquetípicas.

El problema entre nominalismo y realismo no era sólo filosófico sino también teológico, ya que Roscelino mantenía que la Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo), concebida en la teología tradicional de la Iglesia como constitutiva de una unidad de naturaleza divina, no puede ser entendida —de acuerdo con el método individualizador del nominalismo— sino como tres dioses distintos y separados, doctrina conocida como triteísmo.
Las implicaciones para la ética tuvieron también un gran alcance. Si no hay una naturaleza común para todos los individuos, entonces no hay ley natural que gobierna a todo el mundo; los actos son buenos o malos en el orden moral sólo porque están dispuestos o prohibidos por Dios.

Una teoría intermedia entre el nominalismo y el realismo es la del conceptualismo, según la cual los universales, aunque no tienen una existencia real o en sustancia, sí existen como ideas o conceptos en la mente y son, por lo tanto, algo más que meros nombres.