Imaginación sociológica

Para intentar comprender el comportamiento social, los sociólogos utilizan un tipo de pensamiento creativo poco usual. Un destacado sociólogo, C. Wright Mills, describió ese pensamiento como la imaginación sociológica: una conciencia de la relación entre un individuo y la sociedad. Esa conciencia nos permite a todos (no sólo a los sociólogos) comprender las conexiones entre nuestros escenarios sociales y personales inmediatos y el mundo remoto e impersonal que nos rodea y contribuye a determinar nuestra identidad. Barbara Ehrenreich sin duda utilizó la imaginación sociológica al estudiar a los trabajadores con salarios bajos.

Un elemento clave de la imaginación sociológica es la capacidad para considerar la sociedad propia como lo haría alguien ajeno a la misma sin dejarnos llevar por las experiencias personales y los prejuicios culturales. Pensemos en algo tan sencillo como los acontecimientos deportivos. En las universidades de Estados Unidos, miles de estudiantes animan a los jugadores de fútbol americano. En Bali, Indonesia, docenas de espectadores se reúnen alrededor de un palenque de peleas de gallos. En ambos casos, los espectadores sopesan los méritos de los que consideran favoritos y apuestan sobre el resultado. Pero lo que se ve como un evento deportivo normal en una parte del mundo se considera extraño en la otra.

La imaginación sociológica nos permite ir más allá de las experiencias y observaciones personales y comprender asuntos públicos más amplios. El divorcio, por ejemplo, es sin duda algo duro para la pareja que rompe. Sin embargo, C. Wright Mills defendía utilizar la imaginación sociológica para ver el divorcio no como un simple problema personal, sino como una preocupación social. Utilizando esta perspectiva, podemos ver que el aumento de la tasa de divorcios realmente redefine una importante institución social: la familia.

La imaginación sociológica permite mirar más allá de una idea limitada del comportamiento humano y ver el mundo y su gente de una manera nueva y a través de unas lentes más amplias. Sería tan sencillo como comprender por qué un compañero nuestro prefiere la música country al hip-hop y abriría una forma totalmente diferente de comprender a otros pueblos del mundo.