Participación de México en negociaciones internacionales

La estrategia actual de México en materia ambiental avanza en tres grandes vertientes de cambio: detener las tendencias de deterioro, fomentar una producción sustentable y contribuir al desarrollo social, integrando las dimensiones ambiental, económica y social.

En la dimensión ambiental se están desplegando políticas y programas de protección al medio ambiente que privilegian el cuidado de la salud, la biodiversidad y los ecosistemas y que generan, a la vez, incentivos para las prácticas productivas sustentables en el campo y para los procesos industriales limpios.

En la dimensión económica se elabora una nueva estrategia de la administración pública para el fomento a una producción cada vez más sustentable, centrada en las áreas forestal, de suelos y pesca, con recursos y acciones tendientes a inducir una mayor productividad y diversificación, que garantice el aprovechamiento sustentable de los recursos naturales.

En lo que respecta a la dimensión social, los beneficios de las acciones para detener los procesos de deterioro y de las de fomento productivo se extienden a los servicios públicos básicos, entre los que destacan los relativos al bienestar social. Se pone especial atención en regiones con alto grado de marginación y deterioro ambiental, mediante programas integrales que articulan objetivos económicos, sociales y ambientales.

La participación de México en el terreno internacional se sustenta en principios e intereses nacionales y se vincula, en sus compromisos, con el estado de derecho, la democracia, el desarrollo social, el crecimiento económico y la cultura. México participa y atiende los siguientes compromisos internacionales en materia ambiental:

  • Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático
  • Convenio sobre Diversidad Biológica
  • Convención Internacional de Lucha Contra la Desertificación
  • Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Flora y Fauna (CITES)
    • Protocolo de Montreal sobre Sustancias Agotadoras de la Capa de Ozono
  • Convenio de Basilea sobre el Control de los Movimientos Transfronterizos de los Desechos Peligrosos y su Eliminación
    • Programa Global de Acción para la Protección del Medio Marino de Actividades Originadas en Tierra
    Otros ámbitos de cooperación
  • Atención de México a la Comisión de Desarrollo Sustentable

En el caso de México, existen tres aspectos centrales de su estrategia para la transición a un desarrollo sustentable: el freno y reversión de las tendencias de deterioro del medio ambiente y de los recursos naturales, el fomento a un aprovechamiento y uso más sustentable de los recursos naturales, y la realización de acciones de conservación que contribuyan al desarrollo social. Para ello, se parte de estrategias que reconocen que los cambios necesarios no pueden pretenderse en el corto plazo.

«Los cambios están ocurriendo en los ámbitos de las reformas institucionales, la adopción de nuevos enfoques, estrategias y políticas, en el desarrollo de la regulación ambiental, en las innovaciones, en una gestión ambiental descentralizada, y en la creación de nuevas condiciones de participación social». Sin embargo, no se tiene aún una medida clara del impacto de las políticas y programas en este sentido.

México enfrenta problemas ambientales propios de una sociedad industrializada, y algunos que se presentan en las sociedades en desarrollo, entre ellos la pobreza.

En este sentido, el alcance del esfuerzo nacional debe ponderarse en función de las oportunidades y capacidades que derivan de su situación social, ambiental, económica, institucional y tecnológica, adoptando la perspectiva de una responsabilidad común, pero diferenciada, que se traduce en su esfuerzo de cambio.

En este contexto, es necesario mejorar los siguientes procesos:

  1. Contar con las herramientas y la información que permita fijar metas y objetivos cuantificables en el mediano y largo plazos;
  2. Mejorar el intercambio de información en el ámbito nacional e internacional que alimente la evaluación y monitoreo del estado del medio ambiente y los recursos naturales;
  3. Investigar para la mejor comprensión de la interacción de recursos y ecosistemas;
    4. Utilizar la Agenda 21 como marco unificador e integrador de los diversos usos de recursos y de políticas sectoriales como suelo, agua, bosques y océanos
    5. Incorporar criterios de sustentabilidad en las políticas de desarrollo y en todas aquellas que impactan los patrones de uso de los recursos.

El amplio consenso en tomo a la necesidad de un desarrollo sustentable entraña un compromiso compartido para realizar cambios significativos en la conducción de las economías de los países. Para ello se requieren profundas transformaciones institucionales, tecnológicas y de patrones culturales y de producción y consumo.

Uno de los retos principales a enfrentar por parte de las instituciones gubernamentales es la articulación e integración de políticas en el marco del desarrollo sustentable. Para ello se requiere una elaboración sólida y con sentido estratégico de planes ambientales y propuestas programáticas para la incorporación de la variable ambiental en los planes sectoriales.

Es necesario estimular la cooperación institucional, ubicar temas ambientales en la agenda gubernamental, considerar y privilegiar la construcción de capacidades estatales y sociales.

En un sentido amplio y global, las naciones tienen que realizar su máximo esfuerzo para encauzar su desarrollo hacia niveles crecientes de sustentabilidad. La evaluación deberá partir de los esfuerzos de cambio, más que de metas objetivo ajenas a las circunstancias concretas de cada país.

En relación con el comercio internacional y la protección del ambiente, es importante contribuir a la modificación de la conducta de algunos agentes que enfocan la dimensión ambiental como un obstáculo a la actividad económica, pero también deben impedirse las nuevas barreras no arancelarias para el comercio con pretextos ambientales.