Coronas de acero inoxidable

Características principales de las coronas de acero inoxidable

– Mantienen el espacio
– Proporcionan un buen sellado marginal
– Restauran la oclusión y fonación
– Protegen la estructura dental remanente
– Mantienen la salud gingival
– Protección y aislamiento de la pulpa.
– Adecuado sellado marginal
– Protección del tejido gingival

Se usan mucho las coronas en odontopediatría porque se hace una preparación mínima para colocar la corona y se conserva la estructura dental, además la colocación es rápida.

Se utilizan en grandes destrucciones en las que tendríamos que hacer grandes y largas reconstrucciones. La corona tiene un buen sellado marginal, no se vuelve a carear el diente. Lo malo es que las coronas no son estéticas.

Indicaciones en dentición temporal

– En caries extensas y complejas, es decir, caries proximal muy profunda en sentido cervical (misma cavidad que está comprometida por prominencia de los cuernos pulpares). Cuando se encuentran afectadas una o más cúspides, lo que indica es que hay una gran cavidad y con niños con caries rampantes y de biberón.
– Tras un tratamiento pulpar el diente se queda muy débil, y puede fracturarse al restaurarlo, por eso ponemos la corona.
– En dientes con defecto del desarrollo (dentinogénesis o amelogénesis) para mantener dimensiones verticales.
– En niños con gran propensión a la caries
– En pacientes impedidos o minusválidos que tienen dificultad en cepillarse
– En molares fracturados
– Cada diente va a servir de soporte y mantendrá el espacio
– Cuando el niño vaya a llevar un aparato removible que se apoya en algún diente en el cual necesitamos que halla una gran retención.

Tipos de coronas

– Según la composición:

– Acero inoxidable: 4% de Fe y se manejan mejor (blandas y maleables)
– Cr-Ni: tienen más % de Ni y son más duras y resistentes, por lo que se manipulan peor. Son las menos recomendadas.

– Según el margen libre:

– Coronas con el margen precontorneado. Son más cortas en sentido ocluso-gingival. Son recomendables. Reproducen muy bien el tubérculo de Zuckerkland (se adaptan mejor al contorno cervical).
– Coronas con el margen no precontorneado. También reproducen el margen cervical, pero son más largas en sentido ocluso-cervical. Son más trabajosas porque tendremos que reproducir nosotros el margen cervical (usaremos estas cuando las otras se quedan cortas)

Colocación de la corona

Para colocar la corona tendremos que hacer una preparación del diente:

– La preparación termina en filo de cuchillo con bordes rectos
– Conservar la mayor estructura dental posible
– Cuando llega el paciente lo primero es chequear la oclusión
– Vamos a hacer una reducción de la superficie oclusal con la fresa “169L”. Marcaremos unos surcos guía en la cara oclusal con la profundidad de la fresa, y vamos devastando la superficie oclusal siguiendo la anatomía del diente para no llegar a la pulpa.
– Si el diente está muy destruido no hará falta la reducción oclusal
– Después de la reducción de la cara oclusal comprobaremos la oclusión para ver si hay espacio suficiente para colocar la corona.
– Ahora reduciremos las caras proximales con la fresa. La pondremos ligeramente convergente a oclusal o incluso perpendicular y realizaremos movimientos de V a L y de oclusal a gingival. Cuidado con lesionar al adyacente.
– Para comprobar que la reducción está bien hecha, pasaremos una sonda exploratoria por toda la superficie interproximal, y veremos que no se traba en ningún sitio. Si lo hace es que hay un escalón, y la corona no se adaptará bien.
– Biselaremos los ángulos oclusobucal y oclusolingual, y otro en el 1/3 oclusal de las cara V y L. No tallar la cara V y L (excepto si hubiera tubérculo de Zuckerkland muy pronunciado)
– Redondear los ángulos para que no choque la corona

Preparación de la corona

Una vez tengamos el diente tallado, seleccionaremos la corona. La podemos seleccionar:

– Antes de tallar el diente con un calibre medimos el diámetro M-D del diento y cogemos una corona con el mismo diámetro. Hay muchas posibilidades de que esta sea la corona adecuada
– Después de tallar el diente vamos probando las coronas hasta encontrar el tamaño adecuando (mismo procedimiento de prueba de error).

Probamos la corona en el diente tallado y miramos:

– La altura de la corona. Esta siempre la introduciremos de P a V, si la corona es adecuada, al entrar hace un “clic” y se ancla. Le pediremos al niño que muerda para que la termine de encajar, y si muerde bien es que está bien puesta.
– Luego hay que comprobar que la corona no se halla metido más de 1 mm en la encía, sólo a 1 mm. Si se introdujera la veríamos blanca y se isquemizaría, por lo que habrá que recortarla (hasta 1 mm subgingival). Para ello, haremos una marca en el borde gingival y así sabremos cuanto hay que recortar.
– Al recortar la corona los contornos de los márgenes cervicales se han perdido. Con un alicate para bombear contornos hacemos presión para bombear los contornos. Tendremos que pulir muy bien los contornos a baja velocidad con fresas de goma y piedra (por dentro y por fuera)
– Cementaremos la corona de V a L con cementos de vidrio o policarboxilato. La corona ha de estar limpia y seca. La rellenaremos hasta la mitad y la colocamos de V a L y le pedimos que muerda hasta que fragüe, eliminado los desechos (los de interproximal con seda dental).
– Al terminar hay que ver si la oclusión es igual a la que tenía antes de colocar la corona. La corona tiene que restituir exactamente al diente que sustituye, teniendo que respetar todos los puntos de contacto, diastemas si las habrá, mordidas abiertas, etc.