Abejas

Hoy la humanidad está sumamente interesada por todo lo que tiene algo que ver con la naturaleza, en particular por las especies más beneficiosas para la conservación de los diferentes ecosistemas o por aquellas que están en vías de extinción.

Las abejas son “insectos sociales”, es decir, viven formando colonias que pueden estar constituidas por alrededor de 40.000 individuos y que se reparten de forma muy ordenada la comida y el trabajo.
En cada colonia hay tres tipos de individuos:

La reina

Es el personaje central de la colonia, la única hembra perfecta y fecunda. Se distingue del resto por su longitud, que es de 16 milímetros, y por las alas, que son muy cortas en relación al cuerpo.

Posee aguijón, pero sólo lo utiliza para luchar contra otras reinas. Al nacer, destruye el resto de larvas reales. Si nacen varias reinas al mismo tiempo, se produce un combate a muerte en el que la reina triunfadora se convierte en máxima autoridad de la colonia.

Después del apareamiento regresa a la colmena, posiblemente para no volver a salir, llevando en la extremidad de su abdomen parte de los órganos genitales del zángano que la fecundó y con su espermateca (bolsa de semen) llena, conteniendo de 8 a 12 millones de espermatozoides.

A partir de ese momento, la reina inicia su misión: poner un huevo al minuto, alrededor de 3.000 diarios, y mantener unidos al resto de miembros de la colmena. De esta forma, además, se frena la construcción de celdas reales y se impide el desarrollo de los ovarios de las abejas obreras.

Cuando la vieja reina decae en su puesta o no segrega suficiente feromona, las abejas construyen realeras y depositan en ellas jalea real para obtener una nueva madre.

La reina vive unos cinco años y continuamente es rodeada por su corte de abejas y alimentada siempre con jalea real.

Las abejas obreras

Se desarrollan en celdas normales y forman la población más numerosa: 70.000 en primavera y unas 20.000 en invierno. Cumplen muchas funciones dependiendo de su edad. A partir del décimo día atienden a la reina como damas de honor.

Suelen moverse en un radio de acción de 3 kilómetros, siendo su velocidad media de 30-40 km/hora, llevando a cabo unos 40 vuelos diarios y visitando unas 400 flores de la misma especie. Al regresar reconocen su colmena por el color, su forma y su posición.

Si una abeja recolectora descubre una fuente de alimento, al regresar a la colmena indica a sus compañeras dónde está situada y a qué distancia se encuentra. Para ello “baila”, describiendo una serie de círculos.

La vida de las abejas es muy corta: las que nacen en primavera mueren a los 40 ó 50 días; por el contrario, las que nacen en otoño viven unos cinco meses, hasta que enlazan con sus nuevas compañeras, en la primavera siguiente.

Cumplen una doble función: fecundar a la reina y proporcionar calor al nido de cría. Su vida es efímera, de dos a tres meses, dependiendo de que haya néctar suficiente o reinas vírgenes.

Los zánganos

Nacen de un huevo no fecundado. En cada colmena suele haber de 500 a 1.500. Cumplen una doble función: fecundar a la reina y proporcionar calor al nido de cría.
Algunos dicen que también llevan agua, pero no es cierto.

Su vida es efímera, de dos a tres meses, dependiendo de que haya néctar suficiente o reinas vírgenes. Si no es así, son expulsados de la colmena y vilmente exterminados.

Es el fenómeno conocido con el nombre de “la matanza de zánganos”. Y ellos no pueden hacer nada para defenderse, salvo huir, porque carecen de aguijón.