¿Por qué solicitan los pacientes tratamiento estético?

Las razones de que los pacientes soliciten tratamiento estético son tan variables e intrincadas como las razones que lo impiden. Las sensaciones y las preocupaciones de los adultos respecto a sus bocas reflejan a menudo experiencias orales pasadas, presentes y futuras. Es posible que las personas adultas hasta los 25 años de edad no hayan desarrollado aún un sentido del significado del tiempo en el ciclo vital; la falta de cuidados dentales puede reflejar una negación de la mortalidad y de la degeneración corporal normal.

Entre los 35 y los 40 años de edad, los adultos se reconcilian con el hecho de que están envejeciendo y surge un renovado interés en la propia preservación. Este interés se dirige con frecuencia hacia diferentes tipos de mejoras físicas como tratamientos ortodónticos, restauradores estéticos, periodontales estéticos, plásticos o de cirugía ortognática o cualquier combinación de ellos.

Nuestros dientes y bocas son de vital importancia en el desarrollo psicológico a lo largo de la vida. A menudo, la forma de tratar nuestras bocas y dientes indica qué pensamos de nosotros mismos. Si nos gustamos, trabajamos para lograr una buena salud oral, una vez conseguido este objetivo, aumenta nuestra sensación de bienestar.

Los motivos también aplicados a la odontología estética son:

a) aceptación social
b) miedo
c) aceptación intelectual
d) orgullo personal
e) beneficios biológicos.

Para conseguir el éxito de un tratamiento estético, es fundamental el espíritu de cooperación y comprensión entre el odontólogo y su paciente. Esta relación es una simbiosis en la cual cada uno contribuye a la actitud del otro. Son necesarias una observación atenta y una respuesta por parte del odontólogo, sobre todo respecto a la comunicación no verbal del paciente. El paciente percibirá la confianza generada por un profesional atento y observador; de igual modo, y lamentablemente, también percibirá una falta de confianza.

Un odontólogo competente y profesional puede reforzar el lado positivo de la ambivalencia que los pacientes sienten hacia las personas que les pueden ayudar, pero que temen que les pueden herir.

Fuente: Libro de Odontología estética por Ronald E. Goldstein, volumen 1.