Cuándo no tratar, sino remitir

Es posible que un odontólogo, independientemente de su capacidad, pueda satisfacer todas las necesidades estéticas de sus pacientes. La mayoría de los pacientes nuevos se comporta de la mejor forma posible durante la primera visita; por ello, para asegurarse de qué tipo de paciente se trata, son necesarios un odontólogo y un equipo experimentado, así como tiempo. Su objetivo es determinar qué paciente hay que remitir. Para tomar esta decisión, es útil incorporar las siguientes categorías de pacientes a su filosofía de tratamiento:

El perfeccionista

Este paciente tiene las expectativas más elevadas de perfección estética. A menos de que desee usted invertir una cantidad excesiva de tiempo en el diagnostico y en el tratamiento, es mucho mejor para usted emocional y económicamente, remitirlo.

El mal comunicador

Estos pacientes son incapaces de comunicar lo que quieren porque ellos mismos no saben lo que quieren. Pueden enseñarle una fotografía que se adapte exactamente a sus deseos, pero si lo viesen en su boca quedarían muy defraudados.les pueden parecer bien los encerados y los modelos, pero es posible que esta aceptación no implique que les guste la restauración final de su boca.

Grandes expectativas/presupuesto limitado

No hay nada malo en los pacientes que pueden invertir una cantidad limitada de dinero en su tratamiento dental. De hecho, esto es lo que sucede con la mayoría de los pacientes. Sin embargo, proceda con precaución con los pacientes de presupuesto limitado y expectativas estéticas muy elevadas. En lugar de tener un paciente insatisfecho, es mejor explicarles que como no pueden permitirse el tratamiento ideal o propuesto debido a la gran cantidad de cantidad de tiempo, costes, etc., necesarios, deben aceptar una solución  de compromiso.

“Paciente arruga”

A estos pacientes les da miedo parecer viejos. Esperan que la odontología estética les haga parecer jóvenes de nuevo y que usted les libere de sus arrugas”engrosando”  las restauraciones. Por desgracia, es posible que su ciencia no consiga este objetivo, lo que provoca la insatisfacción del paciente.

El otro tipo de paciente de esta categoría es el contrario, el que se queja de que después del tratamiento estético aparecieron las arrugas.

Paciente no colaborador

Este es otro paciente problemático que puede pasarse por alto si su tiempo de diagnostico es demasiado corto. Con frecuencia este paciente acude con unos tratamientos restauradores anteriores pobres o nulos. El principal inconveniente con este tipo de pacientes es que no aceptara la responsabilidad de ninguno de sus problemas o faltas.

El objetivo de clasificar a los pacientes problemáticos no es disuadirle de tratarlos. Por el contrario, se trata de que usted y el personal de su clínica conozcan las posibles consecuencias de tratar a ciertos clientes y reconozcan un problema potencial antes de que se produzca.

Fuente: Libro de Odontología estética por Ronald E. Goldstein, volumen 1.