La novedad de las actitudes y los valores en la estructura curricular

La educación se ha entendido de un modo implícito o explícito, como un aprendizaje de conocimientos, habilidades y actitudes valiosas, pero no siempre se ha destacado suficientemente ese tercer elemento: las actitudes. Tal vez porque es el más difícilmente evaluable y lo que no es motivo de calificación acaba perdiendo rango en el sistema educativo. En la Reforma, a partir de la Ley General de Educación de 1970, aparecía la obligación de evaluar las actitudes, pero se sabe las dificultades con que se alzaron en este campo y, como casi siempre, se reducía a un mero formalismo que se cumplía como buenamente se podía.

En las disposiciones que desarrollan la Ley Orgánica de Ordenación General del Sistema Educativo (LOGSE, 1990) se retoma a fondo el tema de las actitudes: Real Decreto 1006/1991 de 14 de junio, por el que se establecen las enseñanzas mínimas correspondientes a la Educación Primaria; Real Decreto 1007/1991 de 14 de junio, por el que se establecen las enseñanzas mínimas correspondientes a la Educación Secundaria Obligatoria. En los anexos de ambos decretos aparece la siguiente estructura:

  • Introducción.
  • Objetivos generales.
  • Contenidos. Éstos se organizan en tres momentos: conceptos, procedimientos y ac-titudes, que invariablemente se repiten en todas las áreas.
  • Criterios de evaluación.

Dejando aparte la consideración sobre la significación de esta estructura, recordemos que elementos de todo currículo son: objetivos (generales, específicos u operativos), contenidos (conocimientos, informaciones, experiencias), métodos, habilidades, procedimientos con sus respectivos materiales y evaluación. En cualquier caso la estructura que aparece en la legislación es válida y, además, de obligado cumplimiento. Una vía de acceso a esta cuestión es analizar los términos que aparecen en los apartados referentes a las actitudes de los mencionados decretos.

Fuente: Libro de Estrategias innovadoras para una enseñanza de calidad, autor Ma. Luisa Sevillano García, editorial Pearson.