Estrategias para individualizar la enseñanza

En muchas ocasiones se ha seguido el criterio de la formación de grupos de diversa naturaleza, Grupos homogéneos: como rasgos más comunes para la formación de estos grupos se han venido teniendo en cuenta la edad cronológica, la capacidad intelectual y el nivel de conocimiento. Ahora bien, en la práctica la pretendida homogeneidad es muy difícil de conseguir. En los grupos homogéneos se ha procurado concretar la enseñanza en torno a los denominados centros de interés, cuyos contenidos están relacionados con:

a) las necesidades básicas del estudiante, y
b) su ambiente.

También se han ideado estrategias relacionadas con:

  • Clases de recuperación para alumnos retrasados por motivos extrínsecos a la inteligencia (asistencia irregular, vivienda o distancia, enfermedad, etc.).
  • Clases normales para alumnos sin dificultades.
  • Clases auxiliares para alumnos deficientes o inadaptados.
  • Clases destinadas a alumnos bien dotados, con programas suplementarios.

Aebli (1998), en su obra Factores de enseñanza que favorecen el aprendizaje autónomo, dedica el capítulo 14 al «trabajo individual y deberes para casa»: oportunidades para el aprendizaje autónomo. Resalta la variedad de procesos de aprendizaje que la escuela debe desencadenar y orientar, si quiere preparar a los jóvenes para la vida. Éstos deben ser estimulados, de tal manera que el alumno pueda llevarlos a cabo de manera autónoma. Los estudiantes deben comprobar y llevar a cabo autónomamente lo que aprenden; deben desarrollar algunas fases de trabajo individual en el proceso de aprendizaje.

La decisión depende en primer lugar de la edad y las capacidades de los alumnos. Cuanto más jóvenes y menos dotados sean los alumnos, más cortos deberán ser los de-beres para casa o a la inversa. Cuanta más edad tengan los alumnos y mejores sean las condiciones personales y del hogar, tanto más prolongadas pueden ser las tareas y proyectos asignados. Los deberes deben ser establecidos de forma diferenciada según las capacidades de los alumnos y según sus intereses. Se deben tener en cuenta las condiciones externas para realizar los deberes en casa.

Cuanto mejores sean, podremos des-arrollar más ampliamente este trabajo autónomo e individual. La colaboración de las familias de forma positiva favorece este trabajo individual. La existencia del cuaderno de deberes y del mural de deberes ayuda a establecer una coordinación entre los profesores y los trabajos que requieren en sus asignaturas, así como el compromiso de los estudiantes en su culminación.

Fuente: Libro de Estrategias innovadoras para una enseñanza de calidad, autor Ma. Luisa Sevillano García, editorial Pearson.