El trabajo por parejas

Otra de las estrategias de trabajo cooperativo, que ha demostrado su influencia en el aprendizaje, es el agrupamiento por parejas. Esta forma de trabajo es aplicable a los distintos niveles educativos, sobre todo en la Educación Secundaria, el Bachillerato, la Educación de Adultos y la Educación Superior. Realizar actividades como explicar al otro un texto leído, escuchar la interpretación del otro, leer al otro un texto escrito por uno mismo, rectificar errores de comprensión, proponer y discutir formas de resolver una tarea, integrar lo que expone el otro compañero, leer un mismo texto y analizar las semejanzas y diferencias de interpretación del contenido cuando se ha realizado por escrito, hacer esquemas sobre el texto y contrastarlos, se han ido aplicando paulatinamente en la enseñanza moderna.

García Merino y Puig Gordi (1997) entienden que el trabajo cooperativo es un proceso lento y complejo, pero constituye un modelo de enseñanza-aprendizaje muy útil al inicio de la Primaria. Es en este nivel donde los estudiantes deciden la decoración del aula, la organización de los equipos de trabajo, el reparto de roles y tareas, el funciona-miento de los rincones o el modo de evaluar las actividades. Los contenidos y procedi-mientos curriculares se desarrollan en parejas o en equipos de cuatro alumnos. El trabajo cooperativo en parejas permite fomentar entre los más pequeños la adquisición de valores, procedimientos y comportamientos cívicos positivos.

El verdadero aprendizaje se realiza —y más aún cuando se contrasta entre dos personas– haciendo esquemas, cuadros comparativos, analizando semejanzas y diferencias, expresando sentimientos ante la lectura de los textos, disintiendo de la interpretación del mismo. En muchos momentos aquí es donde se genera el conocimiento, el cambio ante los errores conceptuales, en definitiva, se llega a un aprendizaje significativo. La necesidad de llevar a cabo el aprendizaje con otros nos obliga a pensar en la necesidad de plantearnos estrategias cooperativas también en el ámbito universitario pensando en el logro de las siguientes metas:

  • Promover la reflexión constante sobre los propios conocimientos en contraste con los propuestos por los demás.
  • Tomar conciencia de los propios conocimientos y de la forma en que pueden ofrecerse a los demás.
  • Desarrollar la apertura hacia el conocimiento de los demás.
  • Evitar la pasividad ante el aprendizaje y la solución de problemas, tomando la iniciativa para la búsqueda de soluciones con otros.
  • Conseguir aprendizajes significativos y relevantes construidos en colaboración.
  • Comunicar satisfactoriamente a otros los hallazgos del grupo.
  • Integrar estrategias de aprendizaje como búsqueda de información, discusión, representación, aplicación y comunicación.
  • Evitar la pasividad y buscar soluciones a los problemas de forma cooperativa con otros estudiantes.

Las distintas formas de cooperación pueden orientar las propuestas de organización del programa, que pueden incluir estrategias cooperativas. Toledo Morales (2000), en una investigación realizada y dirigida por Villar Angulo sobre el ambiente universitario del clima de aula de la Universidad de Jaén, constata que existen diferencias significativas en la percepción de los estudiantes en las subhipótesis «compañerismo» y «trabajo en equipo», según se encuentren cursando asignaturas troncales u optativas, si están situados dentro del campus o fuera del campus, si son varones o mujeres, y que influyen en la me-jora del ambiente de clase.

En los cursos de perfeccionamiento docente, indica la autora que las estrategias más adecuadas son las cooperativas. Se podría propiciar un entrenamiento entre colegas, en donde, una vez finalizado el curso, pares de profesores pueden reunirse para dar y recibir retroacción sobre los perfiles de ambiente de sus respectivas aulas. De esta manera, profesores que imparten clase a un mismo grupo de alumnos podrían discutir sobre las diferencias manifestadas en sus respectivos climagramas, estudiar las diferencias percibidas entre ellos y sus alumnos, reflexionar sobre cuáles son

las causas de esas discrepancias, ver qué ambientes de clase son mejores para una determinada disciplina y qué habría que mejorar en cada caso. En la misma línea están Bas-kamp, Brandenburg y Ory (1984) en relación a la evaluación formativa del profesor universitario. Estos afirman que la información compartida entre colegas a menudo aumenta la utilidad de la misma. Medina realiza la siguiente propuesta metodológica que podría ser integrada dentro de estos programas de formación docente:

  • Seminarios entre docentes expertos y noveles.
  • Coobservación y diálogo compartido.
  • Indagación cooperativa de las concepciones, imágenes y procesos seguidos en la construcción singularizada del saber y hacer docente.
  • Narración de las experiencias más formativas, autorreflexión, correflexión y sistematización entre colegas.
  • Diseño de la trayectoria personal y colaborativa coherente con las demandas de la institución y los estudiantes.
  • Congresos, jornadas, debate entre colegas.
  • Procesos de metarreflexión compartida y de elaboración de mapas personales y profesionales.

Abogan por este trabajo cooperativo autores como Fraser, Giddings y McRobbie (1992), y Cheus (1993), que analizan el nivel de amistad que los estudiantes sienten unos por otros, así como el grado en que los alumnos se conocen, apoyan y ayudan entre sí. Dorman, Fraser y McRobbie (1994) también indagan en otras investigaciones el grado en que los alumnos trabajan en cooperación antes que competir en la realización de trabajos. López Sánchez (1997) indica que son necesarias tres grandes condiciones para esta-blecer relaciones personales satisfactorias: seguridad emocional, apoyo social e intimidad corporal.

Desde hace algún tiempo, Medina y Sevillano (1993, 1999) venimos desarrollando una línea de investigación sobre el centro educativo, que entendemos que constituye un espacio relacional y unidad nuclear de cambio en el que interactúan sus miembros generando principios y reglas de práctica innovadora; incorpora los valores del entorno comunitario, prepara para cultivar relaciones sociales activas y críticas. La comunicación se propone como la dimensión esencial de cada relación y del conjunto del clima social que se configura en el centro educativo. Los modelos de comunicación circular y multidireccional aparecen como muy apropiados para promover la creación de un clima social de centro educativo abierto y participativo.

Una investigación llevada a cabo por Husman, Mccann y Crowson (2000), y publicada en el volumen n.º 33 del International Journal of Educational Research, estudia la identificación de las características del ambiente de clase que promueva y favorezca el trabajo colaborativo entre estudiantes y profesores en el aprovechamiento de la lectura y la escritura. Las evidencias observadas en las aulas de experimentación demostraron altos niveles de metacognición, motivación intrínseca y estrategias de acción. Entre las condiciones que debe reunir la organización cooperativa del aprendizaje, estarían las siguientes:

  • El aprendizaje cooperativo es más eficaz cuando se plantea como una tarea común que como varias tareas subdivididas entre los miembros del equipo.
  • La tarea común no significa que los sujetos eludan sus responsabilidades indivi-duales, sino que debe evaluarse, además del rendimiento grupal, la contribución individual.
  • Las oportunidades para el éxito deben ser iguales para todos, independientemente de sus conocimientos previos, valorando el progreso de manera individualizada sin establecer comparaciones con otros.

Fuente: Libro de Estrategias innovadoras para una enseñanza de calidad, autor Ma. Luisa Sevillano García, editorial Pearson.