Principios de la evaluación del aprendizaje en la enseñanza tradicional y a distancia en línea

Cuatro son los principios fundamentales de la evaluación del aprendizaje:  confiabilidad, validez, objetividad y autenticidad.

Confiabilidad

Para tomar las decisiones que corresponden al aprendizaje alcanzado por los alumnos es menester tener confianza en la información que sirve de base para ellas, es decir, saber que su veracidad está fuera de cualquier duda: lo observado en los instrumentos empleados reflejan fielmente el nivel de logro del estudiante.

Este principio tan importante en la enseñanza presencial que se realiza en el aula resulta insoslayable en la modalidad a distancia “en línea”. En el aula se observa directamente a los alumnos, de manera que las evaluaciones realizadas pueden complementarse y adecuarse a partir de lo que se sabe de cada estudiante, de tal suerte que si una prueba no es totalmente confiable tal deficiencia puede contrarrestarse con la información recabada a lo largo del curso. En la enseñanza a distancia “en línea” no sucede lo mismo. Se conoce al estudiante por medio de sus actividades y ejecuciones en los instrumentos que lo evalúan permanentemente. En ella, aún las actividades de aprendizaje se convierten en medios de evaluación y son sólo ellos los que dan cuenta de sus logros, en consecuencia, deben ser totalmente  confiables (Morgan y O´Reilly, 1999).

Hasta ahora en los cursos a distancia “en línea” no se ha reparado en esta  consideración. En el futuro, el grado de confiabilidad que tienen los instrumentos de evaluación del aprendizaje debiera ser uno más de los estándares para juzgar al curso, sobre todo la referida a la estabilidad temporal, aplicable a cualquier instrumento.

Validez

Los mismos argumentos que fundamentan la necesidad de cumplir con el principio de  confiabilidad, se pueden extrapolar para requerir que los instrumentos de evaluación del aprendizaje en la educación a distancia “en línea” sean válidos.  La evaluación que se realiza en el aula debe ser válida, es decir, medir lo que se pretende. El instrumento elegido debe reflejar lo que se conoce como “dominio” del tema, aludiendo no al grado de destreza alcanzado, sino a su representación adecuada para que unas cuantas actividades o preguntas manifiesten si se “sabe” o se “sabe hacer” todo lo que se busca.

Tal principio, importante en la enseñanza tradicional, resulta imprescindible en aquella situación en la cual se toman múltiples decisiones a lo largo de un período de enseñanza, basadas sólo en los instrumentos a los cuales el alumno se somete (Chacón, 1994, Huff, K. y Sireci, S., 2001). Seguramente este principio también formará parte de los estándares requeridos a los cursos a distancia “en línea”, los instrumentos de evaluación del aprendizaje deben probar su validez, sobre todo las de constructo, contenido y aparente (Universidad Virtual de Michigan, 2002) aplicables a cualquier instrumento.

Objetividad

La objetividad forma parte integrante de cualquier evaluación. De nada serviría juzgar cualquier mérito si lo que fundamenta la calificación obtenida es el favoritismo, el prejuicio, la corrupción o cualquier elemento ajeno al atributo y ejecución que se evalúa. No son pocos los casos en los cuales los resultados obtenidos no se basaron únicamente en los méritos juzgados, tampoco es fácil alcanzar en una valoración la objetividad completa; sin embargo, se deben tomar todas las medidas necesarias para disminuir la intervención de los juicios subjetivos.

En la educación a distancia “en línea” en la que no se conoce personalmente al estudiante, sólo sus trabajos, comentarios y ejecuciones, resulta más fácil cumplir con este principio que en la enseñanza cara a cara.  Dentro de los estándares para valorar un curso a distancia “en línea” debiera  considerarse el análisis de la forma en la cual sus instrumentos de evaluación del aprendizaje aseguran la objetividad.

Autenticidad

La evaluación del aprendizaje debe ser auténtica, esto es, la condición de la prueba debe manifestar que los procesos intelectuales que se ponen en juego en ella, corresponden a aquellos que el alumno usará en las situaciones reales de aplicación del conocimiento en cuestión (Chacón, 1994, Honebein, Duffy y Fishman, 1994 y Morgan y O´Reilly, 1999). La evaluación auténtica tiene como condición una enseñanza auténtica, de lo contrario se crea una incongruencia que la invalida y perjudica al evaluado.
Dicho principio resulta difícil de cumplir en las evaluaciones que se realizan en el aula, ya que no todos los temas lo permiten. En contraposición, los recursos que se pueden utilizar en la computadora, facilitan la creación de simulaciones y entornos que lo satisfacen.  El análisis del cumplimiento de la autenticidad de la evaluación también debe formar parte de los estándares que juzgan la calidad de un curso a distancia.

Fuente: Quesada Castillo, R. (2006, Septiembre). Evaluación del aprendizaje en la educación a distancia “en línea”. RED. Revista de Educación a Distancia, número M6 (Número especial dedicado a la evaluación en entornos virtuales de aprendizaje) Consultado (11/05/2014) en http://www.um.es/ead/red/M6