Las peculiaridades de la educación a distancia

Además de las cualidades que la educación a distancia debe tener como acción educativa, están las características que la distinguen como modalidad; de manera que es necesario enfatizar, aunque parezca una obviedad, que la calidad no depende de la modalidad, pues ésta puede ser tan buena o mala como la presencial.

La calidad depende más de sus procesos educativos y éstos fundamentalmente de las personas que participan en ellos: estudiantes, profesores, tutores, técnicos, directivos, etcétera. “No se trata de discutir en general la calidad del e-learning como modalidad formativa (no creo que sea inherente al e-learning ser ‘mejor’ ni ‘peor’)” (Seoane, 2006); es conveniente  distinguir las peculiaridades de la EADAV para apreciar en qué medida cumplen nuestros programas con lo que los debe caracterizar como modalidad y lo que implican sus diferencias para evaluar su calidad, por ejemplo que:

1. Las fuentes de información y conocimiento, sean accesibles y asequibles en sus diversos espacios y formatos físicos y virtuales.
2. Los profesores posean competencias de asesoría pertinentes, así como multiubicuidad y accesibilidad.
3. El programa cuente con espacios y operación de prácticas, tanto en ambientes físicos como virtuales, como es el caso de los laboratorios.
4. El programa proporcione ambientes que permitan monitorear cómo se dan las relaciones y comunicación a distancia entre estudiantes, docentes e
institución.
5. Se cuente con personal, equipamiento y procesos para diseño, producción y distribución de cursos y materiales educativos.
6. Exista un entorno tecnológico estable y seguro para la comunicación, producción, acervos y ambientes educativos.
7. Se realicen diagnósticos de factibilidad para implementar esta modalidad y justificar la elección de medios y plataformas.
8. Se tenga un sistema y procedimientos de evaluación y acreditación apropiados a la modalidad.
9. Se tenga la posibilidad de valorar cómo se propician virtualmente los ambientes de aprendizaje.
10. Se realice una gestión institucional, académica y administrativa, eficaz y oportuna.

propósitos fundamentales

El cumplimiento de estas características funcionales, no sólo se da para justificar que se cumple con los indicadores sino, sobre todo, para evidenciar sus ventajas potenciales y las diferencias cualitativas con respecto a otros modos de aprender y enseñar. En ese sentido, no hay que perder de vista las promesas que se hacen en nombre de la educación a distancia:

1. Mayor cobertura con equidad.
2. Acceso a los servicios educativos a quienes han estado históricamente marginados.
3. Flexibilidad para adecuarse a las condiciones de vida, trabajo y estudio.
4. Apoyo y promoción de la autogestión.
5. Superación de los problemas de tiempo y espacio para acceder a estudios institucionales.

Además, reiteramos la necesidad de tener siempre la visión de la complejidad del fenómeno educativo, cuyo proceso requiere un enfoque multidimensional en sus diversas modalidades, que comprende, entre otras, las dimensiones académica, administrativa y tecnológica, que se manifiestan en la cotidianeidad de la gestión institucional:

a) De los procesos académicos, que incluyen lo relacionado con la gestión del conocimiento, proceso de aprendizaje y apoyos del personal académico.
b) De los procesos administrativos que tienen que ver con lo financiero, personal, recursos, control de estudios, etcétera.
c) Gestión tecnológica. ¿Qué hacer cuando fallen los soportes tecnológicos? En donde habrá que ver:

  • La plataforma electrónica de soporte.
  • Telecomunicaciones.
  • Procesos de diseño, producción y distribución.

Con esa misma visión, cuando hablamos de un enfoque multidimensional es porque pretendemos una gestión institucional donde lo académico y lo tecnológico se fusionen; así, cuando se vea la plataforma tecnológica para el aprendizaje, hay que ver qué sucede con la escalabilidad, la accesibilidad, compatibilidad y la usabilidad tanto del conocimiento como de los medios, y desde una unidad de aprendizaje hasta la escala institucional, tomando en cuenta los programas educativos.

Con respecto a lo tecnológico, que no se trata exhaustivamente en esta propuesta, sólo diremos que procuramos que haya coincidencia con los modelos académicos y de gestión institucional, priorizando la calidad del proceso educativo en relación con la calidad de las condiciones donde éste se presenta, como, en este caso, la plataforma tecnológica que le sirve de apoyo. En tal objetivo coincidimos con Seoane (2006) cuando dice que “han surgido intentos de estandarizar calidad en el e-learning, pero éstos miden aspectos más o menos ‘cuantitativos’, observables empíricamente y que, desde luego, sólo son indicadores de calidad de manera tangencial o, como mucho, indican calidad en los servicios asociados al e-learning”.

A propósito de las tecnologías, más allá de ellas mismas, lo que debemos conocer es cómo y con qué potencial están modificando, para mejorar, la calidad de la educación a distancia en ambientes virtuales; por mencionar algunas inquietudes: cómo intervienen y transforman las circunstancias y condiciones de los participantes con respecto a sus lugares de estudio, los tiempos en que participan y los modos de aprender, enseñar y gestar, así como gestionar el conocimiento. Cómo se fortalecen las relaciones de la institución con la gente en lo macro, propiciando: la autogestión; la adecuación de los servicios educativos a las condiciones de vida y posibilidades de estudio de la gente, hasta llegar a una significativa articulación entre estudio y trabajo; y de qué forma se mejora la cobertura cuya amplitud, diversificación y equidad transforme significativa y positivamente el acceso a los servicios educativos.

Asimismo, cómo en las relaciones cotidianas se resignifican y mejoran las relaciones entre: quienes aprenden; con quienes ayudan a aprender; con el objeto de aprendizaje; con los medios para aprender; con la institución educativa y con el entorno. En el siguiente esquema podemos apreciar de manera horizontal cómo las políticas de calidad deben abarcar las dimensiones de gestión académica, administrativa y tecnológica; y verticalmente comprender desde lo micro a lo macro y tener presentes los rasgos que deben caracterizar a la educación a distancia en ambientes virtuales, como son: apertura con flexibilidad y autogestión; respeto y atención a la diversidad; cobertura con equidad; y acuerdos para el trabajo en red, teniendo como soporte la virtualidad propiciada por las TIC (véase figura 3).

Figura 3

Parece muy obvio, pero no está por demás tener en cuenta que no debemos quedarnos en la medición aislada de dimensiones, procedimientos y resultados; lo más trascendente para la calidad está en las interacciones que se producen entre los diferentes elementos y acciones, y cómo estos procesos trascienden. Desde una perspectiva de evaluación integral, más allá de los elementos y procesos aislados, lo que importa son los procesos y resultados de sus interacciones, por ejemplo,

1. ¿De qué manera con la EADAV se superan las limitaciones escolares de aprender en un solo lugar, a un tiempo
y del mismo modo?
2. ¿Cómo se aprovecha el hipertexto, la digitalización, las animaciones, simulaciones y las posibilidades de los multimedia y la realidad virtual en la innovación de los modos de aprender y enseñar y en la potencialización de la EAD?
3. ¿Las tecnologías y sistemas de comunicación mejoran el alcance, equilibrio e interactividad de la comunicación educativa?
4. ¿Cómo se propicia el acceso a la información y conocimientos necesarios y pertinentes a los programas académicos, considerando las peculiaridades de la EADAV y las circunstancias de los estudiantes?
5. ¿Cómo se ha adecuado la organización y la gestión administrativa a las especificidades de la EADAV?

Fuente: Moreno Castañeda Manuel (Agosto 2007) La calidad de la educación a distancia en ambientes virtuales, Año 7, núm. 6 (nueva época).