Interpretación del derecho del trabajo

El método de interpretación de la Escuela de los comentaristas del Código de Napoleón fue hijo de su siglo, pues tuvo como base y produjo como resultado la defensa del derecho civil de la sociedad burguesa, esto es, fue un, defensor de la inmutabilidad del Código, o expresado con otras palabras: el método de interpretación sirvió para asegurar la estaticidad del derecho civil, y con ella, la preservación del sistema jurídico contra cualquier cambio en los actos de aplicación de las normas.

La teoría se apoyó en los mitos que nos son ya conocidos: de un lado, la afirmación de que el derecho civil, heredero de la tradición romana, representaba, como antaño, la ratio escrita en el terreno del derecho civil; del otro lado se colocó la tesis de la omnipotencia y autosuficiencia de la ley.

Para dar cumplimiento puntual a esos mitos, los creadores del nuevo métodoinventaron el mito de la voluntad del legislador: si la interpretación gramatical no es suficiente para determinar el significado de las normas, debe indagarse cuál fue el pensamiento del legislador, a cuyo fin, el juez ha de acudir a los trabajos preparatorios, a las doctrinas de los autores de los proyectos, a las exposiciones de motivos que acompañan a las iniciativas de leyes y a los debates sostenidos en los cuerpos legislativos.

La Escuela histórica, que reivindicó el principio de que el derecho, ordenamiento de la vida social, sigue necesariamente las transformaciones de la sociedad, el Manifiesto de Hermann Kantorowicz y los estudios posteriores de Geny y de Bonnecase.

Pusieron fin al reinado del método de los comentaristas y descubrieron que si la teoría de la separación de los poderes había independizado al juez del poder ejecutivo, el dogma de la omnipotencia de la ley y el método de su interpretación, le convirtieron en el siervo de la voluntad subjetiva del legislador, un fantasma al que nunca podía encontrarse.

Las nuevas tendencias se lanzaron a la conquista de la independencia del juez para devolver a su misión, que es servir al derecho, todo su esplendor: el método viejo, expresaron sus críticos, desconoce el fundamento social del derecho y su esencia, pues hace de él una manifestación de voluntad subjetiva que pretende imponerse a la verdad de las realidades sociales, lo cual, a su vez, da por resultado, que el derecho se pierda.