Género gramatical y sexo

Actualmente, en algunos ámbitos, se utiliza la palabra género para referirse a los rasgos culturales relacionados tradicionalmente con el sexo. Sin embargo, desde el punto de vista lingüístico conviene aclarar la distinción entre género gramatical y sexo.

Quizás la confusión haya estado favorecida por el concepto que del género se ha tenido durante muchos años. Nuestra tradición gramatical estableció una estrecha relación entre género y sexo. Así, la Gramática de la Real Academia Española, todavía en su edición de 1931, define el género como «[…] el accidente gramatical que sirve para indicar el sexo de las personas y de los animales y el que se atribuye a las cosas, o bien para indicar que no se atribuye ninguno». Esta es la definición que, con pequeñas variaciones en cuanto a su contenido, se ha recogido durante muchos años en las gramáticas y en los manuales para la enseñanza de nuestra lengua.

Es evidente lo inapropiado de esta definición en la que parece identificarse el género gramatical con el sexo natural. A partir de aquí no es extraño que se haya creado la confusión a la hora de delimitar ambos conceptos. Todos los sustantivos de la lengua española poseen género gramatical, y no todos los sustantivos aluden a machos o a hembras.

Así, las palabras mesa, lámpara o casa tienen género femenino, mientras que cielo, libro o rascacielos son de género masculino, pero obviamente ni unas ni otras designan a realidades sexuadas. Por tanto, el género puede aludir a aspectos de la realidad que no siempre tienen que ver con la diversidad sexual.

Durante el siglo XX, las distintas consideraciones acerca de la naturaleza del gé- nero han girado en torno a la distinción de si es una categoría significativa o gramatical; es decir, si posee un valor semántico o sintáctico. Pero, dado el objetivo de este trabajo y su carácter esencialmente práctico, no creemos oportuno, ni necesario, detenernos en analizar los diferentes criterios que se han seguido a la hora de definir el concepto de género.

Por lo que nos limitaremos a señalar que la caracterización más general del género en nuestra lengua es la que se basa en el punto de vista gramatical. Esto es, en la actualidad, la Academia y la mayoría de los lingüistas han prescindido de la referencia al aspecto sexual y han utilizado un criterio estrictamente gramatical; de esta forma, consideran que el género es una categoría sintáctica que responde a circunstancias de la lengua; es un hecho gramatical inherente a la palabra que clasifica los nombres en masculinos y femeninos, lo que permite establecer la concordancia con los demás elementos de la oración. Como tal categoría, no se asocia a ningún tipo de realidad extralingüística.

Fuente: Manual del lenguaje administrativo no sexista, Asociación de estudios históricos sobre la mujer. U. de Málaga