Imputación de valor al trabajo doméstico

El ingreso proveniente del trabajo no remunerado que llega al hogar cuando existe una persona que tiene dedicación exclusiva a las tareas del hogar, es necesario pues permite captar las desigualdades de género en el ingreso de los hogares.

Se han planteado varias metodologías para imputar valor al trabajo doméstico: por trabajador sustituto, por salario para función equivalente en el mercado, por costo de oportunidad, y por salarios medios o mínimos en el mercado (Goldschmidt, 1987 citado en Arriagada, 1990). También se ha propuesto incorporarlo a las cuentas nacionales.

Argumentos contrarios a imputar valor a este trabajo señalan que tampoco se valorizan las transferencias monetarias y no monetarias que realiza el Estado (pavimentación, locomoción, seguridad ciudadana, medio ambiente), por lo que de valorizar el trabajo doméstico también habría que valorizar estas transferencias.

Pero además se indica que al valorizar el trabajo doméstico se elevaría el umbral de pobreza, por tanto, no marcaría una diferencia al momento de medir pobreza. No obstante, la imputación de valor monetario al trabajo doméstico sí arroja diferencias en la distancia de los hogares respecto del umbral de pobreza, permitiendo visibilizar grados de severidad de la pobreza entre hogares, junto con ello, valorizar el trabajo doméstico significa visibilizarlo y otorgarle el status de trabajo.

Fuente: Comisión Económica para América Latina y el Caribe – CEPAL